Nunca
fue tan hermosa la mentira
como
en tu boca, en medio
de
pequeñas verdades banales
que
eran todo
tu
mundo que yo amaba,
mentira
desprendida
sin
afanes, cayendo
como
lluvia
sobre
la oscura tierra desolada.
Nunca
tan dulce fue la mentirosa
palabra
enamorada apenas dicha,
ni
tan altos los sueños
ni
tan fiero
el
fuego esplendoroso que sembrara.
Nunca,
tampoco,
tanto
dolor se amotinó de golpe,
ni
tan herida estuvo la esperanza.
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