Estoy
hecho de todo lo que he sido.
También
de lo que duele todavía.
De
cada cicatriz que me ha marcado
conservo
el escozor. Nadie más sabe
por
qué no las tapé, por qué las muestro
tal
y como quedaron, sin temer
que
volverlas a ver suponga
sangrar
una vez más. No me preocupa
sentirme
vulnerable. No soy fuerte
por
huir del dolor,
lo
soy por enfrentarlo, por mostrarme desnudo
ante
ojos curiosos;
por
exponerme al escrutinio,
a
los dedos acusatorios,
al
juicio que al final es la condena.
Recorro
con el paso firme
los
puentes destruidos por las lluvias.
No
hay tormenta que borre mis huellas en el barro.
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