¡Qué tontas son las manzanas!
Se creen tan redondas,
se creen tan perfectas,
se creen tan felices
-ahí colgadas-.
Dormidas,
viendo pasar el tiempo
sobre la rama.
Presumiendo de oro
sus elegancias.
Luego caen sin más,
como si nada.
¡Qué tontas!
¡Qué tontas son, las manzanas!
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