¡Si
nunca hubiese vuelto...!
¡Cuánto
mejor si nunca hubiese vuelto!
Navegaban
conmigo
Nausicaas
y Penélopes.
Las
llevaba tatuadas en mis brazos
para
tenerlas siempre ante mis ojos
y
no olvidarlas nunca.
Pero
la piel se me ha arrugado,
y
las celestemente jóvenes
parecen
ahora ancianas damas.
¡Si
nunca hubiese vuelto!
Llegué
con las orejas taponadas
para
no ser esclavo del hechizo
del
canto aquel que nunca llegué a oír.
Y
hallé cipreses góticos,
piedras
y seres que jamás soñé,
palabras
diferentes.
Y
no estaban mis islas,
o
acaso fueron sólo un sueño mío.
¡Si
nunca hubiese vuelto! Pero he vuelto,
y
aquí estoy otra vez, acariciando
este
puñado de humo.
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