lunes, 6 de mayo de 2024

TINTA SIMPÁTICA. Patrick Modiano.

Siempre hay curiosidad por leer cualquier nueva publicación del Premio Nobel de Literatura 2014. Un novelista de largo recorrido y un autor con un tema recurrente: la memoria “Tinta simpática” es un relato existencial donde reflexiona sobre la identidad, los afectos, la memoria, el tiempo y el olvido.
 
SINOPSIS: Un aprendiz de detective llamado Jean Eyben recibe el encargo de la agencia Hutte, para la que trabaja, de seguir el rastro de una mujer. La mujer se llama Noëlle Lefebvre, y el joven investigador la persigue infructuosamente. Treinta años después, retoma por su cuenta ese caso y continúa las pesquisas. 
En esos dos periodos de tiempo, Eyben va en busca de un fantasma. Recorre las calles por las que ella transitó, trata de encontrar alguna carta, localiza una agenda, habla con personas que la conocieron, husmea en su tal vez agitada vida sentimental. Y lo que van aflorando son pistas difusas, ecos del pasado: un Chrysler descapotable, un tal Sancho, un verano, un lago, un aspirante a actor... Sombras, retazos de memoria, recuerdos que el tiempo distorsiona o borra. ¿Quién es Noëlle Lefrebvre, la mujer en fuga, la mujer desvanecida? ¿Y quién es Jean Eyben, el hombre que sigue su huella, el hombre que vive obsesionado por su ausencia?
 
 
“Tinta simpática” es un Modiano en estado puro, una obra en la que os sumerge en su peculiar manera de ver las cosas y sus obsesiones, a través de una historia que se presenta con aires detectivescos, desarrollada en el París actual.
Es una novela sobre la escritura, un relato metafísico sobre el estrecho vínculo entre la palabra y la memoria, los signos y el olvido. Defraudará a los que busquen una novela policial, pero fascinará a los que disfrutan con las tramas reflexivas.
En la presente ocasión se zambulle en la ficción pura y dura. En este caso, Jean Eyben, un joven aprendiz de detective de la agencia Hutte, recibe el encargo de buscar a una mujer llamada Noëlle Lefebure. Con pocos datos sobre ella, la búsqueda será infructuosa. Treinta años después, reanudará aquella investigación y aunque el entorno es el mismo, las pistas parecen también diluirse en la niebla de los años.
Una investigación que parece muerta y perdida entre la bruma de los recuerdos de todas aquellas personas que conocieron a la desaparecida Noëlle Lefabure.
Una ficción donde se hablará del amor con el estilo poético tan definido del autor. Un lugar donde el enigma se fusionará con la pasión y la evocación.
Es curioso el tema al que acude siempre Modiano, el de los recuerdos y en este caso especialmente, el del olvido: esos espacios en blanco que puede ser que de repente regresen a nosotros cuando ya los creíamos perdidos o que no aparezcan nunca más. Una preocupación constante en el hombre, la de su propia identidad y la posibilidad de perderla al quedar sin memoria.
El protagonista va escribiendo su proceso de investigación en un cuaderno, cuyas páginas coinciden con las de la novela que estáis leyendo.
 
El cuadro que desencadena cualquier narración de Modiano se caracteriza por unos pocos elementos: hay algo que buscar, por lo general, una persona; los motivos que justifican esa búsqueda son inexplicables, caprichosos, irracionales, el resultado inmediato es insatisfactorio; la pulsión a favor de esa búsqueda se sostiene en el tiempo aunque hayan desaparecido las razones originales que la justificaban. El tiempo agrega periódicamente, pequeñas piezas al rompecabezas; pero nada hace asegurar que el enigma se resuelva.
Modiano construye con estos tules un espacio mítico. Y cuánto se agradece que, para narrarla, el autor, os deslice su estilo depurado y desintoxicante. El hechizo de la fábula posmoderna no se rompe en ningún momento.
Sutilmente os atrapará en una red de sutilezas, os tendrá conquistados hasta el final con su finura.
Ese escenario hecho de palabras en el que el escritor francés explora el laberinto de la memoria y del olvido. El hombre es sólo un transeúnte que lo va olvidando todo, en el que las preguntas muchas veces conducen a nuevos enigmas. Una novela absorbente, puro virtuosismo literario de un maestro que, libro a libro, va depurando su estilo.
La literatura escrita desde la autenticidad siempre acaba imponiéndose. Cuando es muy personal y de un estilo muy marcado.
En efecto, la vida se entreteje con hilos embrollados, es fragmentaria y escurridiza y está repleta de misterios.
 
De verdad, no es para menos el librito que nos ocupa. Sus páginas fantasmales traen, desde la lejanía, la voz de un Modiano insuflada sobre el personaje de Jean Eyben, un aprendiz de detective.
Desde el primer instante vemos en el protagonista el reflejo de una inquietud existencial que permanecerá dentro de él. Cabe señalar que parece haberse aferrado a esa inseguridad como garantía de autenticidad de sus obras. La timidez de su protagonista es el medio y el mensaje, y el autor balbuceó hasta el último día como alguien que fue testigo de una muerte dudosa. El desamparo central de Noëlle Lefebure es ante una página vacía o atiborrada.
Patrick Modiano es el escritor del desamparo. Sus personajes buscan el calor humano que el pasado les negó y a él se aferran como lapas. Sus personajes, incluso los más velados y tenues, se imponen a la imaginación del lector con la importa de los sueños. Y la atmósfera, que rodea como una tela de araña sus historias, se enseñorea del argumento, de los personajes, para acabar siendo la fina sustancia de su literatura. Una pirueta narrativa.
En casi todas estas novelas el escenario es París. Una ciudad convertida en complejo personaje literario que corresponde a las emociones, las dudas y los heroicos fracasos del narrador. El París de Modiano late, sufre, recuerda.
 
Patrick Modiano siempre fiel a sus temas. Desamparo, dolor, silencio: he aquí su fascinante mundo novelístico.

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