domingo, 28 de julio de 2024

TUS OJOS, LOS QUE VEO EN EL COMBATE.

 

Tus ojos, los que veo en el combate,
los que me miran cuando me ensangriento,
los que antes de acusar me han perdonado.
No sé por qué me espían esos ojos
que están en todo, vigilando siempre.
 

sábado, 27 de julio de 2024

LOS HOMBRES DEL ALBA.


Y después, aquí, en el oscuro seno del río más oscuro,

en lo más hondo y verde de la vieja ciudad,
estos hombres tatuados: ojos como diamantes,
bruscas bocas de odio más insomnio,
algunas rosas o azucenas en las manos
y una desesperante ráfaga de sudor.
 
Son los que tienen en vez de corazón
un perro enloquecido
o una simple manzana luminosa
o un frasco con saliva y alcohol
o el murmullo de la una de la mañana
o un corazón como cualquiera otro.
 
Son los hombres del alba.
Los bandidos con la barba crecida
y el bendito cinismo endurecido,
los asesinos cautelosos
con la ferocidad sobre los hombros,
los maricas con fiebre en las orejas
y en los blandos riñones,
los violadores,
los profesionales del desprecio,
los del aguardiente en las arterias,
los que gritan, aúllan como lobos
con las patas heladas.
Los hombres más abandonados,
más locos, más valientes:
los más puros.
 
Ellos están caídos de sueño y esperanzas,
con los ojos en alto, la piel gris
y un eterno sollozo en la garganta.
Pero hablan. Al fin la noche es una misma
siempre, y siempre fugitiva:
es un dulce tormento, un consuelo sencillo,
una negra sonrisa de alegría,
un modo diferente de conspirar,
una corriente tibia temerosa
de conocer la vida un poco envenenada.
Ellos hablan del día. Del día,
que no les pertenece, en que no se pertenecen,
en que son más esclavos; del día,
en que no hay más camino
que un prolongado silencio
o una definitiva rebelión.
 
Pero yo sé que tienen miedo del alba.
Sé que aman la noche y sus lecciones escalofriantes.
Sé de la lluvia nocturna cayendo
como sobre cadáveres.
Sé que ellos construyen con sus huesos
un sereno monumento a la angustia.
Ellos y yo sabemos estas cosas:
que la gemidora metralla nocturna,
después de alborotar brazos y muertes,
después de oficiar apasionadamente
como madre del miedo,
se resuelve en rumor,
en penetrante ruido,
en cosa helada y acariciante,
en poderoso árbol con espinas plateadas,
en reseca alambrada:
en alba. En alba
con eficacia de pecho desafiante.
 
Entonces un dolor desnudo y terso
aparece en el mundo.
Y los hombres son pedazos de alba,
son tigres en guardia,
son pájaros entre hebras de plata,
son escombros de voces.
Y el alba negrera se mete en todas partes:
en las raíces torturadas,
en las botellas estallantes de rabia,
en las orejas amoratadas,
en el húmedo desconsuelo de los asesinos,
en la boca de los niños dormidos.
 
Pero los hombres del alba se repiten
en forma clamorosa,
y ríen y mueren como guitarras pisoteadas,
con la cabeza limpia
y el corazón blindado.
 

viernes, 26 de julio de 2024

¡TODO ESTÁ DICHO YA!... ¡QUÉ TARDE LLEGO!...


¡Todo está dicho ya!… ¡Qué tarde llego!…

Por los hondos caminos de la vida
pasaron vagabundos los poetas
rodando sus cantigas:
cantaron los amores, los olvidos,
anhelos y perfidias,
perdones y venganzas,
zozobras y alegrías.
 
Siglos y siglos, por el ancho mundo
la canción peregrina
sube a los montes, baja a los collados,
en los bosques suspira;
cruza mares y ríos, llora y muge
en vientos y celliscas;
se queja en el jardín abandonado,
en las flores marchitas,
en las cosas humildes, en las tumbas,
en las almas sombrías.
 
Todo el mundo es querella, todo es himno,
todo el mundo es sollozo y poesía…
Y yo vengo detrás de ese torrente
que al universo encinta,
con una canción nueva entre los labios
sin poder balbucirla:
porque ya no hay palabras, no hay imágenes
ni estrofas y armonías,
que no rueden al valle penumbroso,
y suban a las cimas,
y salven los abismos,
colmando las medidas
de las voces humanas
y los sagrados sones de las liras…
¡En este mundo lleno de canciones
ya no cabe la mía!
Loca y muda la llevo entre los labios
sin poder balbucirla…

 

jueves, 25 de julio de 2024

LE REGRASO DEL SOLDADO. Rebecca West.

No había leído nada de la autora. El caso es que cuando me tropecé con el libro en la biblioteca me sentí atraído. Un relato, sobre el amor romántico, los roles de género y el trauma de hombres y mujeres durante la Primera Guerra Mundial.
 
SINOPSIS: Una desgarradora historia sobre las consecuencias de la guerra, el amor y sus sacrificios.Jenny ha anhelado largo tiempo el regreso de su primo, Chris Baldry, desde las trincheras de la Primera Guerra Mundial. El que retorna es, sin embargo, un hombre sometido a una transformación total: tiene amnesia, no recuerda los últimos quince años y está obsesivamente enamorado de una mujer que no es su esposa Kitty, a la que ni siquiera reconoce. Sus intentos por dar sentido a la vida que tenía antes tendrán consecuencias imprevisibles para aquellas que lo aman.
 
 
 
 
 
 
 
 
Un clásico británico del S. XX. Rebecca West supo contar como pocos las grietas que se abren silenciosas y lentas en los paraísos emocionales, familiares y colectivos. La pérdida que lo ensombrece todo para iluminar la verdadera naturaleza de las personas que se quedan.
En las primeras páginas de la novela ya se hace hincapié en la realidad social a la que se enfrentaron las mujeres de la época.
Ambientada y escrita alrededor de la Primera Guerra Mundial, la novela no solo pone frente al espejo el drama de los combatientes de la cruel guerra, sino que aprovecha la trama para ejemplificar, por primera vez, en la época los dramáticos efectos psicológicos de un conflicto tanto en los soldados como en sus familiares, mientras traza un tenso y apasionante retrato sobre el sacrificio, el arrepentimiento y la brutalidad de la guerra, capaz de alterar irremediablemente nuestra compresión y nuestra barbarie.
Entre los temas que denuncia “El regreso del soldado”, de 1918 destaca el interés por una enfermedad que, aunque hoy nos resulte incuestionable, se rechazó durante casi un siglo.
West escribe una novela incómoda que sorprende por el momento en que fue concebida ya que trata muchos temas que son comunes en nuestra sociedad actual. West no tiene problema en marcar el clasismo, en señalar la infelicidad conyugal, el adulterio o insinuar las relaciones homosexuales. Y tampoco lo tiene en tratar la amnesia y la neurosis como solución a los problemas de aquella la sociedad.
La novela se puede clasificar de sensibilidad y hondura a flor de piel atemperada por la racionalidad de una mujer que dio muestras de conocer la naturaleza humana desde muy joven y saber recorrer sus laberintos emocionales.
 
Rebecca West bucea en las emociones y los fantasmas de nuestro interior con la delicadeza de una bailarina y la valentía de un acróbata. La historia aparece así ante nuestros ojos como una pieza de danza o una acrobacia que emociona a quien lo ve.
En el contexto de la literatura de la Gran Guerra, la novela de West, se puede leer como una alienación de testigos ya que el trauma se convierte en evidencia con la ayuda de un testigo, un interlocutor y un narrador. Repleta de matices y realidades de una época histórica convulsa.
Con un hermoso y delicado lenguaje “El regreso del soldado” supone una mirada lúcida sobre un acontecimiento histórico, la Primera Guerra Mundial, y retrata con agudeza la sociedad convencional de la época. De este modo, la novela, funciona como una narración envolvente en la que se produce una progresiva recuperación del pasado a través de un constante vaivén temporal.
Una lectura fulgurante, con trasfondo espiritual, la narración lenta y reflexiva conduce a la más cruda realidad, con la intención de poner en evidencia el juego y el contraste entre pasado y presente.
Se trata de una obra literaria con mucho potencial, que se presta a muchas lecturas y desde muy diversos ámbitos. Como una autentica obra de arte, evoca y cuestiona, y es fuente inagotable de significados.
 
La compleja relación del alma humana con sus propias contradicciones y deseos en un mundo donde la traición también se erige en protagonista y su ambigüedad y complicidad obligan a una ineludible reflexión moral.
Es dura e implacable y torna implacable al lector que no puede enjuiciar a cada uno de los personajes, tanto en sus actos como en sus palabras, dejando flotar en el aire un dilema de la duda sobre la amnesia del protagonista.
Ante todo, es un relato preciso y lúdico de la psicología femenina, dentro del triángulo, hay tres protagonistas femeninos. La esposa de Kitty, es una mujer joven preciosa, con un carácter egoísta y frívolo. Ha vivido la muerte de su único hijo y de repente tiene que hacerse a la idea que su marido Chris, recién llegado del frente, no guarda ninguna memoria de ella.
En cambio, Jenny, la prima, se muestra más comprensiva, apreciándose en ella un amor sincero hacia su primo. La otra figura femenina de este curioso triangulo es Magaret, muestra es su piel y en su cuerpo los estragos de una vida dura, procede de una clase social inferior. Chris fue su amor de juventud y ambos retoman un idilio que se vio interrumpido por los celos y la mala suerte.
Chris, el personaje sobre el que gira la novela, es un hombre que no entiende qué le pasa porque cree que no le pasa nada, solo cuando se mira al espejo es consciente que su cerebro está 15 años atrás pero su cuerpo no.
Una cosa a destacar de las dos figuras femeninas más cercanas a Chris, su esposa y su prima, es la frivolidad, el materialismo y la arrogancia clasista. Estos rasgos se ponen de manifiesto a lo largo de toda la novela y adopta expresiones y matices muy variados.
 
Es un texto exquisito y conciliador, que no sólo denota la grandeza literaria de su creadora, con gallardía y elegancia, sin dejar que las oscuras experiencias de la memoria empañen el disfrute del mañana.