LA BIBLIOTECA NO ES UN LUGAR PARA LO SENSUAL
por eso me conmueve tanto este mínimo delito
cuando los estudiantes en verano deslizan sus
sandalias debajo de la mesa
y permanecen con los pies descalzos
rebelión contra una norma no escrita
esos tímidos pies, perfectos todavía,
proclamando lo que nos recordaba
uno de mis maestros:
que descalzo
se dice en otro idioma "pies desnudos".
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