¡SEÑOR cuán vivo puede ser
El árbol cuyo nombre desconozco
Incluso cuando transcribo mis poemas
En sus hojas de papel!
Entre él y yo hemos intercambiado
Lágrimas y flores,
Pero a que mi ventana, que mira hacia el cielo,
No le llega ni siquiera a las axilas,
Incluso cuando sufro
Y él canta con cada movimiento,
Entre él y yo
Hay un silencio tan grande
Que abarca todo
La locura y la desesperación,
La blasfemia y el milagro
El grito de amor y la oración.
Raras veces, en silencio, entre nosotros,
Cae una hoja
Cada cuántas épocas,
Y,sin que se sepa con qué fin,
Y a qué precio
El universo agradecido lo aprende de memoria.
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