martes, 14 de abril de 2015

¡MUUUU! David Safier.



No he leído ninguna de sus novelas, por lo tanto, estoy en ligera desventaja con poder valorar y comparar con las anteriores. Es una novela diferente, lecturas como las de David Safier, siempre se agradecen para desconectar de lo cotidiano y leer un tipo de libro digamos… disparatado pero, divertido y entretenido.
La genialidad del autor parece no tener límite alguno. Se reinventa con cada nuevo libro. Esté es una prueba del sentido del humor que nos ofrece y que se fragua en la mente del escritor.


SINOPSIS: Lolle, una vaca del norte de Alemania, pasa por una etapa bastante mala: no sólo ha descubierto que su queridísimo toro Champion la engaña con esa vaca idiota de Susi. No, además se ha enterado de que el agricultor quiere vender la finca y que todas las vacas del rebaño acabarán entre dos rebanadas de pan. Pero aún hay esperanza. Un gato italiano de mundo le dice que existe un paraíso para las vacas: ¡la India! De manera que Lolle decide poner pies en polvorosa esa misma noche con sus dos mejores amigas y emprender el peligroso viaje hacia la tierra prometida.












Por la parte positiva, tengo que reconocer, que este libro es una metáfora bastante lograda sobre la búsqueda de la felicidad a partir de las situaciones rocambolescas en las que se ven inmersas las protagonistas. David Safier, con ejemplos muy sencillos y a la vez muy de la vida diaria representa el problema muy bien. En este caso, nuestros personajes se pasarán la novela buscando la felicidad por diversas razones: porqué no creen en sí mismos, porqué se aferran a sueños imposibles, porqué no son capaces de disfrutar del momento actual, porque creen merecer más (los insatisfechos de la vida), por falta de madurez o por deudas pendientes. Todas estas causas, ejemplos claros de la infelicidad de las personas, se describen a la perfección en esta novela. Siempre desde la perspectiva del humor y de la agudeza y el ingenio.
Por todo ello, el lector se sentirá identificado y su sonrisa brotará con la máxima espontaneidad en algunas de las numerosas situaciones planteadas en la trama donde un grupo de vacas se aventura en un viaje insensato como arriesgado y valeroso.

Más allá de la narración fresca y ágil que nos ofrece el autor, se alza con una ironía acertada y certera, que ridiculiza la sociedad en la que vivimos y las decisiones que debemos tomar aportando unas reflexiones interesantes. A través de las hilarantes situaciones en que se verán inmersas las vacas, el lector reconocerá un mensaje alentador que le estimulara a encarar y afrontar las turbias decisiones con una sonrisa.
Tal vez esta historia le recuerde al libro “Rebelión en la granja.”

En conclusión, este libro me ha provocado risas y buenos momentos. Una lectura fresca, diferente; llena de matices y guiños hacia nuestra sociedad actual pero, perfectamente consecuentes e hilvanados, detrás del comportamiento de unos seres, como son las vacas, que habitualmente no estamos acostumbrados a que protagonicen las historias que leemos; es por esto que me parece una gran labor dotar de realismo una postura tan poco común.
Esta historia se trata sentimientos como el amor, la amistad, el compañerismo, y también, la envidia, la desconfianza y la infelicidad constante.

No lo piense más, ¡Muuu! es una historia entretenida, original, hilarante… ¡¡¡Una novela de la “leche”!!!

lunes, 13 de abril de 2015

POEMA DE AMOR DE MADRUGADA.








Cuando yaces dormido,

amor

desde el silencio,

respiro quieto

en la tensa arboladura de tu espalda.



Despierta ahora, mi niño.

Despierta.

Y mece tu boca

en la marea ascendente de mi aliento,

mientras yo, náufrago rescatado,

arribo a las costas de tu sueño.

domingo, 5 de abril de 2015

UN TRAVIESO CONEJO DE PASCUA.





 Ilustración Regina Lukk-Toompere.




Hoy era un día de inmensa felicidad en la Colonia Tovar. Era lunes de resurrección. Todos los niños estaban muy contentos porque sabía que llegaría el conejito. Gran parte de los niños ya habían hecho el nidito en un rincón de su humilde hogar para que el conejito les trajera sus tan deseados huevitos. Pero este Pelusin, el conejito de pascua era un conejito de pascua muy travieso y un poco holgazán. Se había olvidado de pintar los huevitos, y estabas todos estos huevitos pálidos, tristes del color de la leche.
Su padre le decía: _ Pelusin, no seas tan holgazán, los niños te están esperando, todavía estas a tiempo de decorar los huevitos. No puedes esperar que se vaya el día. Piensa en esos pobres niños.

Al final a regañadientes, Pelusin puso manos a la obra. Pero como iba a decorarlos. Y se inspiro profundamente. No iba a pintarlos como los demás conejos. Siempre de los mismos colores: (azul, verde, rojo, naranja). Así que fue donde vivía su abuela, que hacia un rico chocolate, y le pidió ayuda. Juntos derritieron un rico chocolate. Tenía que ser una gran olla porque eran muchos huevos. Al mediodía ya todos los huevos estaban rodeados de un apetitoso chocolate, y además olían riquísimo. Pero Pelusin, que estaba más inspirado que Van Gogh, fue al bosque encantado, en donde se encontraban los más majestuosos colores.

Así que invento unas maravillosas mezclas, y pinto los huevos de unos colores increíbles. Eran de unos violeta magenta, dorados y plateados, azules como el cielo y muchos colores rojos como las moras y manzanas.

Pero Pelusin, que además era muy travieso se llevo su cesta cargada de huevos, pero no se los puso en los niditos. Se los escondió en los lugares más impredecibles en donde vivían los niños. Y así como vino, se fue al país de los conejos de Pascua. Eran ya las seis de la tarde y había sonado la última campanada de la iglesia. Pedrito iba todo desmoralizado a su casa hasta que se tropezó debajo de una mata de moras con un huevito muy peculiar. Era de unos esplendidos colores. Pedrito regó la voz por todo el pueblo, y ya cerca del anochecer todos los niños habían encontrado sus huevos de pascua. Pero les costó mucho descubrirlos. Porque nuestro simpático Pelusin no se lo había hecho fácil. Y por eso dicen que en día de pascua los niños tienen que buscar muy detenidamente por toda su casa y jardín, porque si no lo hacen se quedan sin sus huevos de pascua. No es que ya no hagan los niditos, pero ahora es más divertido buscarlos, porque además los huevos de Pelusin no son solo los más bellos sino también tienen un encantador y rico chocolate. Colorín colorado, este cuento ha terminado.

Autora: Carolina.