martes, 30 de agosto de 2016

LA CASA DE LAS MINIATURAS. Jessie Burton



Hay libros que parecen partir con un halo de misterio y éxito, y eso hace que nos fijemos en ellos directamente. “La casa de las miniaturas” es la primera novela de Jessie Burton. Una obra que confluyen ambiciones y bajas pasiones, un reflejo entre las constantes tensiones entre lo moderno y lo convencional, entre la identidad individual y social.

 SINOPSIS: Un día de otoño de 1686, una joven de dieciocho años llama a la puerta de una casa señorial en el barrio más acomodado de Ámsterdam. Nella Oortman se ha trasladado del campo a la ciudad para convivir con su marido, Johannes Brandt, un hombre maduro y distinguido comerciante que habita en la mansión en compañía de su hermana soltera y rodeada de fieles servidores. Como regalo de boda, Johannes obsequia a su flamante esposa un objeto muy de moda entre la gente pudiente de la época: una réplica de su propia casa en miniatura, que Nella deberá poblar con las figuras creadas por una desconocida miniaturista que ha encontrado por azar. Sin embargo, poco a poco, el amable pasatiempo se irá transformando en la clave de una serie de inquietantes revelaciones que conducirán a Nella a desenmascarar los secretos más oscuros de los actuales moradores de la casa —incluido su marido—, arrojando luz sobre los peligros que amenazan la supervivencia de su nueva familia.



Con el planteamiento, Jessie Burton, construye una historia que combina una trama de intriga: las miniaturas, que tienen un toque paranormal, con el retrato social de un Holanda del Siglo XVII.
Así mismo, “La casa de las miniaturas” contempla de forma magnifica y soterrada temas tan controvertidos como el papel de la mujer en la familia y en la sociedad, el racismo y en concreto los tabús sexuales como la homosexualidad.
La autora confecciona un relato vibrante que refleja la sociedad gremial de la época en una ciudad y en un momento en el que parecía que cualquiera podía enriquecerse. Una ciudad que hubiera debido ser moderna y abierta para la época, pero que seguía reprimida en muchos aspectos por convencionalismos y viejas creencias heredadas del pasado.
Paso a paso, pista a pista y misterio a misterio nos adentra en una historia intranquilizadora. En concreto, uno de los aspectos que me ha llamado la atención es la ambientación con toques bastantes oscuros y tenebrosos. Precisamente, si a una historia de misterio e intriga le añades un marco de estas características, todo resulta mucho más abrumador y llamativo.
Una historia intensa de amor, sexo, hipocresía y codicia; en la cual, la autora cuestiona las ideas asociadas al matrimonio.

Lo primero que llama la atención, al comenzar la novela, es la prosa rica, envolvente y cuidada de Jessie Burton. Maneja el lenguaje con gran habilidad, cuidadoso y minucioso e incluso se podría clasificar de detallista. Quizás por ello, el ritmo es pausado y conviene subrayar que la autora es envolvente. La historia, aderezada con  un toque sobrenatural y un aura de misterio, fluye sin esfuerzo. Para comprender mejor ofrece un mosaico cubierto de pequeños detalles que conducen al lector, sin apenas darse cuenta, por un entramado que le muestra la sociedad del Siglo XVII como si se tratara de un juego en el que presenta la vida dentro de la casa de muñecas.
En realidad, su narración nos envuelve en una atmosfera apasionante, en la que el fervor religioso se lleva a los extremos, donde los prejuicios sociales están por encima de las conciencias y las ideas del individuo. Un mundo intransigente.
Una novela retorcida, compleja y muy original que va generando una sensación perturbadora al lector.

Es esta una novela de pocos personajes pero interesantes, profundos y matizados con muchos detalles que se desarrollaran y desvelaran a lo largo de la trama. Porque son ellos el principal atractivo de la novela.
Por tanto, da protagonismo a las mujeres que cargan con el peso de los acontecimientos. En cierto modo, “La casa de las miniaturas” es una novela sobre la complicidad femenina. Un espacio íntimo de mujeres fuertes.
Para ser más específico, la ingenuidad de la protagonista –Petronille (Nella)- que descubrirá una fortaleza de carácter que desconocía tener. Así como, la impenetrable, ambigua y solterona –Mari (cuñada de Nella)- llena de claroscuros por descubrir. Son el contrapunto de la novela. Porque, como veremos a lo largo de la evolución de sus historias personales, ninguna de las dos vive según lo que estipula el matrimonio convencional. Por una parte, Marin con su intachable soltería y por otro lado, el casamiento fallido de Nella con Jahannes Brandt donde esconde su homosexualidad disfrazada con una doble vida.
Con respecto a los personajes masculinos, algo difuminados, quedan en un segundo plano. Pero a la vez, imprescindibles y fascinantes para el protagonismo que les otorga la autora; primero está Johannes Bradt es un duro comerciante que mueve la economía de la zona y que detrás de la apariencia de un honrado ciudadano, intentará encubrir lo mejor posible su orientación sexual; luego está Otto, un esclavo negro, que fue comprado por el protagonista y a quien el resto de la sociedad mira con recelo.
Acorde con lo escrito anteriormente, no es casual que cada personaje haya decidido ir a contracorriente. Y están construidos a través de un espejo de personalidades contrapuestas. De modo que, a partir de la mitad de la novela, la autora irá desenmascarando en diferentes situaciones, para llegar a un final de esos, en que parece que la vida de cada protagonista queda suspendida.

“La casa de las miniaturas” es una muy buena primera novela que se encuadra en las obras para entretener y disfrutar, eso sí, con un nivel más que digno. Ya que, bajo las sorpresas de esta casa se esconden mensajes de calado social. Ahí reside el tema importante de esta obra: la búsqueda de identidad y de un lugar propio en ese mundo que les rodea tan hipócrita y de raciocinios tan cerrados, la necesidad de tomar las riendas de su propio destino a pesar de las adversidades, sin tener que disimular ni delegar sus vidas en manos de nadie.

No podemos clasificar la novela de histórica, thriller, o romántica… Porque, siguiendo con este juego de sutilezas de la autora, lo que sí se puede decir es: sí quieres leer una historia diferente está en una muy buena opción. Profunda e introvertida, llena de misterios por resolver, con un equilibrio narrativo interesante.

domingo, 28 de agosto de 2016

DÉJAME QUE TE ESCRIBA TODO.





Ilustración autor desconocido.
 



Déjame que escriba todo

lo que me venga a los labios,

lo que descienda a la pluma

y caiga en el papel blanco.

No me taches esas líneas,

no digas no, con la mano,

ni moviendo la cabeza

y su cabello anillado.

Son cosas nuestras, muy nuestras,

maduras de muchos años,

verdes de algunos minutos

y que yo escribo temblando.

Ya haremos, alguna vez,

con lo escrito, dos repartos,

uno para darlo al mundo,

otro para bien guardado.

Pondremos nuestros papeles

abiertos en tu regazo,

y aquello sí y esto no,

a la par diremos ambos.

Los suspiros para el viento,

los besos para enterrarlos.

sábado, 27 de agosto de 2016

DESBAUTIZAR EL MUNDO.







Desbautizar el mundo,
sacrificar el nombre de las cosas
para ganar su presencia.

El mundo es un llamado desnudo,
una voz y no un nombre,
una voz con su propio eco a cuestas.

Y la palabra del hombre es una parte de esa voz,
no una señal con el dedo,
ni un rótulo de archivo,
ni un perfil de diccionario,
ni una cédula de identidad sonora,
ni un banderín indicativo
de la topografía del abismo.

El oficio de la palabra,
más allá de la pequeña miseria
y la pequeña ternura de designar esto o aquello,
es un acto de amor: crear presencia.

El oficio de la palabra
es la posibilidad de que el mundo diga al mundo,
la posibilidad de que el mundo diga al hombre.

La palabra: ese cuerpo hacia todo.
La palabra: esos ojos abiertos.