Ilustración autor deconocido.
Absorto
el muchacho va
en
el otro paisaje
con
que el amor transfigura la luz.
Y
mira desde su desconocido dominio
cómo
las barcas son traspasadas
por
la clara palpitación de la sombra
que
las dibuja como formas de su deseo.
Envuelto
va en la invisible red
que
teje un cuerpo poseído en su exhalación
a
través del cual escucha
el
sonido del trajín diario
misteriosamente
sumado a su solitario destino.
Conciencia
tiene de la brevedad de su amor
y
se inviste de tristeza para salvarlo,
por
eso su palabra vive en el confín
y
su paso se ilumina en lejanía
no
distinta al rayo de la brisa nocturna.
De
nadie por lo que posee
se
hundirá en la soledad.
Y
nunca será reconocido.
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