viernes, 31 de julio de 2020

HIMNO A AFRODITA.






-Safo-



Inmortal Afrodita de polícromo trono,

hija de Zeus que enredas con astucias, te imploro,

no domines con penas y torturas,

soberana, mi pecho;



mas ven aquí, si es que otras veces antes,

cuando llegó a tu oído mi voz desde lo lejos,

te pusiste a escuchar y, dejando la casa

de tu padre, viniste,



uncido el carro de oro. Veloces te traían

los hermosos gorriones hacia la tierra oscura

con un fuerte batir de alas desde el cielo

atravesando el éter.



De inmediato llegaron. Tú, feliz,

con la sonrisa abierta en tu rostro inmortal,

preguntabas qué sufro nuevamente y por qué

nuevamente te invoco



y qué anhelo ante todo alcanzar en mi pecho

enloquecido: ¿A quién seduzco ahora

y llevo a tu pasión? ¿Quién es, oh, Safo,

la que te perjudica?



Porque si hoy te rehúye, pronto habrá de buscar;

si regalos no acepta, a cambio habrá de darlos,

y si no siente amor, pronto tendrá que amar

aunque no quiera ella.



Ven a mí también hoy, líbrame de desvelos

rigurosos, y todo cuanto anhela

mi corazón cumplir, cúmplelo y sé tú misma

mi aliada en esta lucha.

lunes, 27 de julio de 2020

SIN PELOS EN LA LENGUA. Esteban Marchant Mecato.


En cualquier caso, escribir siempre es exhibirse, en cualquiera de sus acepciones, y no tiene por qué implicar una connotación negativa. También a su favor, Esteban Marchant Mecato no pretende moralizar ni convencer, sólo mostrar. Contar. Purgar.
“Sin pelos en la lengua” es “un gran libro de amor”. Yo diría que es un libro de búsqueda del amor. De soledad. De tortura constante. De inventar el amor. Pero no de amor.

SINOPSIS: Sin pelos en la lengua, narra la historia de Andrés, un niño, joven y adulto gay, que nace en un núcleo familiar donde, ya existían dos referentes gais antes de él. Esta situación le permitió crecer de forma un tanto más normal que otros chicos gay de la zona en los años 80s. El jamás haber sido un “marica de closet” le llevó a vivir su vida de forma más tranquila pero, no por eso, libre de los conflictos que nacen a medida que una persona gay va enfrentando en su identificación, aceptación y reconocimiento. El narrador va trasmitiendo todos los detalles psicológicos del personaje, lo cual, nos invita a empatizar, concientizar y sensibilizar sobre lo difícil que es vivir siendo gay, más aún, en una época donde aún se discriminada y castigaba socialmente a quién transgredir lo establecido por el sistema político, religioso y moral. Si bien la historia es una de tantas vividas por personas de la comunidad LGTB, el libro está orientado a la comunidad heterosexual ya qué, invita a quienes el tema gay aún es muy lejano a ponerse en los zapatos del personaje y a sentir lo que se vive tanto social como emocionalmente en un integrante de la comunidad gay. Con una narrativa simple y no por eso básica, el escritor trasgrede el límite del erotismo, llegando a ser pornografía literaria. Una historia emotiva, erótica, sensibilizadora y políticamente incorrecta al ser el escritor su propia línea editorial; en su trabajo, no va dejando nada a la imaginación. Una autobiografía en tercera persona que no dejará a nadie indiferente.

En este caso, "Sin pelos en la lengua" es la autobiografía erótico-sentimental de Esteban Marchant Mecato y en ella narra el proceso que le llevó el descubrimiento de su propia homosexualidad. Un proceso marcado en sus inicios no tanto por escarnio o por burla por parte de los demás, sino más por el propio sentimiento de culpa fruto de la educación de la época. Poco a poco irá admitiendo su homosexualidad, y tendrá sus primeras experiencias furtivas, sus primeros enamoramientos, con los que, en parte, expulsará los demonios del cuerpo y con los que desterrará para siempre sus intentos de "ser como los demás".
Habla de los deseos humanos y de la voluntad de cambiar todo esto para el propio beneficio. Pero sobre todo habla de la condición humana. Una novela que va desnudando, más que los cuerpos, el alma del  protagonista, con sus cosas positivas y su lado negativo. Un lado negativo mucho mayor del que a primera vista podría suponerse cuando comienzas a leer la novela. 
Veamos, el libro es feroz. Cruel. Porque Estaban Marchant es cruel consigo mismo. Muy valiente, cierto, porque hay que ser muy valiente para mostrarse así, proponiéndoos una excursión por todos los laberintos de su alma. Valiente o imprudente. No sé cuál de las dos cosas ha sido exactamente, pero no hay pudor en ninguna de las páginas de este libro. Sin reservas, habla sin tapujos de sexo y promiscuidad, en medio de una ciudad que lo tiene todo para los hombres homosexuales.
Leer “Sin pelos en la lengua” ha sido casi un ejercicio físico. He sudado, me he ruborizado, se me ha desbocado el corazón. He terminado deliciosamente agotado, tendido en la cama –las manos bajo la nuca– pensando en el autor, sintiendo una extraña conexión, una comprensión silenciosa, lleno de preguntas. ¡Quizás es que todos amamos parecido! La literatura, a veces, tiene este poder, el de desestabilizarte, el de provocarte un ligero vértigo o un bostezo dentro del pecho. 
Una novela absolutamente catártica, de tal intensidad, de tal emotividad, que lo que menos importa es saber si lo que narra es o no autobiográfico. Deja noqueado. Merece muchísimo la pena y aviso a muchos lectores de que, por las cosas que cuenta, se van a ver reflejados y, desde luego, no van a salir indemnes de esta historia.

La verdad es que se trata de un libro honesto y, sobre todo, valiente. Hay que tener valor para desnudarse públicamente de esta manera. El problema es, en toda esta "literatura del yo", que la línea que separa la valentía del exhibicionismo es muy fina.
Podemos fingir en todo lo demás, pero nunca en el momento de expresarnos sexualmente. De todos estos asuntos trata "Sin pelos en la lengua", un striptease literario y sentimental, emocionante a ratos. Un autorretrato  en negro, duro, con aristas y diversos tonos de gris. Un retrato matizado detalle a detalles, frase a frase; porque los pequeños detalles son los importantes en la vida y como se dice en algún momento es una obra de esas que cambian la perspectiva del lector, de las que duelen, agitan conciencias y cambian por dentro.
Además, su estilo literario es maduro, reposado, reivindicativo, lúcido e irónico. Disfrutarán enormemente de su lectura. Se lo aseguro. Por último, también me gustaría destacar que “Sin pelos en la lengua” no es una obra que pretenda sentenciar ni adoctrinar.
Un libro escrito con una claridad y una contundencia poderosa. Gusto y delicadeza, desde una poética impresionista que tiene en la contención su mayor virtud, el relato toma la forma de postales cotidianas y desordenadas, a veces mínimas, con las que el autor chileno explora su memoria sentimental. Sus palabras trazan por medio de experiencias y emociones sencillas un vívido y conmovedor retrato que logra transmitir, una honda verdad literaria.
Es una radiografía completa del espíritu humano, un minucioso escáner del alma.
Me ha gustado muchísimo la manera en la que se profundiza en el ser humano, cómo a través de distintos personajes la autora nos hace reflexionar sobre la bondad, el egoísmo, la generosidad, la vejez, la soledad, los traumas, los convencionalismos sociales, la intolerancia, el racismo.
Sin embargo, no se trata de una novela de humor. Tampoco de una tragedia o una comedia surrealista, pero posee "todas esas cosas". Lo que sí promete es una historia con la que cualquier español del siglo XXI, "tenga 20 o 60 años", se sentirá identificado.
Desde esa profundidad, desde esa sensación de la vida como una apuesta perdida siempre pueden acabar surgiendo historias épicas, transgresoras, empáticas para todos y cada uno de nosotros, independientemente del sexo, con nuestras batallas emocionales sobre las que no nos queda otra que remontar.

Da gusto que un libro tan arriesgado como es éste exponiendo en primera persona. Eso conlleva ser único protagonista del relato. Si nos centramos en aspectos más concretos de la obra, no hace falta discriminar que transita entre el género de las memorias y de la autobiografía. Es una autobiografía emocional a partir de la propia gestión de los deseos. Donde Esteban Marchant en la que protagonista y autor se confunden durante el transcurso del relato. No es extraño.
Así, “Sin pelos en la lengua” se convierte también en un documento sociológico de nuestra época.
Y ahí, en esas páginas, está todo, nada parece ocultarse: sus pulsiones incontrolables, sus incendios invisibles, sus primeros escarceos, sus muchos rechazos y sus muchos enamoramientos; su bajada a los infiernos, sus locuras por amor, sus locuras por desamor, sus intentos por zafarse de la tentación, sus fugaces visiones de la felicidad y su búsqueda de la pareja. De amar y de ser amado, para sentir como decían en “Moulin Rouge” que “Lo más grande que te puede suceder es que ames y seas correspondido”. El autor chileno hace con esta obra un ejercicio de exposición con el que, posiblemente, culmina esa aceptación de su homosexualidad poniendo voz al protagonista, que es la suya propia, a través de  su experiencia
Y que poco a poco, esta irá saliendo a la luz, trayendo consigo una serie de biografías cruzadas que vienen de lejos. A través de unos protagonistas cuyos secretos inconfesables y sorprendentes arrastraran a unos y otros a un torbellino vivencial y emocional que cambiará sus vidas de una manera radical.
Los personajes, esbozados apenas en el arranque de cada relato, van adquiriendo peso y consistencia conforme se avanza en la lectura mostrándose más fuertes y valientes o más frágiles y delicados, peros todos y cada uno de ellos muy humanos, uno se da cuenta de la labor de orfebrería llevada a cabo por el autor, en ese afán suyo por conseguir que los lectores no puedan ir más allá que sus propios personajes.
Con protagonistas y secundarios perfilados y diferenciados y un fundamento ideológico o social profundo y, por fortuna, nada maniqueo.
Es una novela de personajes, todos muy distintos, todos con sus problemas y, sobre todo, todos tan reales como la vida misma. Y de eso precisamente trata la novela, de la vida, de las relaciones, de esa gente con la que convivimos día a día y que se convierte en nuestra familia casi sin saberlo. “Sin pelos en la lengua”  no narra una vida fácil, lo que hace que la novela "sin ser complaciente en ningún aspecto, aun así resulta muy emocionante". No es "políticamente incorrecta" aunque sí "habla de cosas difíciles de asumir". Y, sobre todo, es "compleja y fácil, pero en absoluto simple", porque "ni acude a tópicos ni a etiquetas", remata.

La literatura, a veces, tiene este poder, el de desestabilizar, el de provocar un ligero vértigo o un bostezo dentro del pecho.
Y le doy las gracias, por la valentía, por la música y el talento, por comprometerse. Como pasa con los amores locos, uno podría dejarlo todo aparcado y, en esta ocasión, dedicarse sólo a leer. A leer “Sin pelos en la lengua”.