Pienso
en cómo decir esta fragilidad que es mirarte,
estar
juntos a cosas como botones o prendedores,
como
tus dedos, tus cabellos largos marrones.
Pero
somos casi de aire, en todas las habitaciones
donde
nos detenemos frente a nosotros un momento
con
el miedo que nos ha adelgazado en una sonrisa,
luego
del miedo en cada mano, o brazo, paso,
de
que cada mano, o brazo, paso ya no existan.
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