domingo, 27 de octubre de 2019

QUIJOTE.


 

Los espejos del bosque, caballero,
tornaron a Casilda en triste viento.
Cabalgó Rocinante, y fue su intento
de todos los galopes el primero.

¡Nunca se vio caballo tan ligero
y nunca don Quijote un juramento
impuso con tal gracia y valimiento
salvando a Dulcinea con su acero!

Es la historia, batalla de manchegos
que funden ilusiones y aparejos
con celadas y yelmos andariegos.

Del bosque y el carrasco los espejos
quebraron sus cristales y juegos.
¡Crisol de realidades y reflejos!

sábado, 26 de octubre de 2019

EL HECHO DE NACER.




 

El hecho de nacer, el de inducir
agua fértil en un cuerpo sediento
es surgir a la vida en tierra seca,
mientras la muerte viaja en otro tren,
hasta la última paz, polvo de estrella.

En la continuidad de este milagro,
ser pájaro, ser hombre, ser libélula
o ser escorpión es aprender a vivir tu propia vida.

Alumbraré otros versos donde me reconozca.
Tengo el candado abierto, un ideal
en mi mente de hierro, y un sueño como asilo.

viernes, 25 de octubre de 2019

NOCHE ADENTRO Y NO DUERMO.


 

A lo lejos, en un atardecer
en que el otoño
es un lugar en mi pecho,
comienzan a encenderse las ventanas,

mi nostalgia
por estar donde bien sé que al llegar
volvería a estar afuera.

Duelen los ojos de soñar tan a lo lejos

la frente de pensar
lo impensable de tanta vida
que no he abrazado,
tanta deuda de lo que no he nacido.

Poco a poco se apagan las luces,

es el lindero de una noche y otra noche,
la frágil vecindad
             del miedo y la esperanza.

El último día podría ser éste que termina,
esta noche
en la que aún escribo

igual, pero sin una ausencia nueva
para seguir esperando.

domingo, 20 de octubre de 2019

NO PUEDO VIVIR SIN ESO, DICEN.




No puedo vivir sin eso,
dicen.

Si no pudiera pintar,
me moriría.
No podría vivir sin comer carne.
Me moriría si no pudiera
trabajar en una habitación bien iluminada.
Con ese calor, me moriría.
Si no pudiera nadar,
si no pudiera tomar
vino, si no me acordara
de la cara de mi hija,
me moriría. No podría vivir
con mi conciencia si nos hubiéramos
acostado hace muchos años.
Me hubiera muerto si
no lo hubiéramos hecho. No podría
vivir sin ti.

Cuando se mueran,
habrán tenido razón.

Personalmente
yo, si pudiera, volvería
a tocarte la mejilla

con todos mis no tengo
vivos en mi piel.