viernes, 25 de octubre de 2019

NOCHE ADENTRO Y NO DUERMO.


 

A lo lejos, en un atardecer
en que el otoño
es un lugar en mi pecho,
comienzan a encenderse las ventanas,

mi nostalgia
por estar donde bien sé que al llegar
volvería a estar afuera.

Duelen los ojos de soñar tan a lo lejos

la frente de pensar
lo impensable de tanta vida
que no he abrazado,
tanta deuda de lo que no he nacido.

Poco a poco se apagan las luces,

es el lindero de una noche y otra noche,
la frágil vecindad
             del miedo y la esperanza.

El último día podría ser éste que termina,
esta noche
en la que aún escribo

igual, pero sin una ausencia nueva
para seguir esperando.

No hay comentarios:

Publicar un comentario