Con
sus alas rotas
no
podía volar,
no
se puso triste,
se
puso a soñar…
Se
rodeó de libros
y
mágicos cuentos,
donde
un pajarito
retaba
los vientos.
Se
armó de valor,
echó
andar su vuelo
y
capitaneó
un
audaz velero.
Así
recorrió
todo
el mundo entero,
con
sus alas rotas
y
su gran corazón de acero.
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