DOS ANOS, OCHO MESES Y VEINTIOCHO NOCHES. Salman Rushdie.

“Dos años, ocho meses y veinticinco noches” tiene dilemas morales y éticos. Habla de filosofía y de la historia. Habla de los deseos humanos y de la voluntad de cambiar todo para el propio beneficio. Pero sobre todo, habla de la condición humana.

SINOPSIS: Ésta es una fascinante novela que mezcla historia, mitología y amor eterno, una gran narración que muestra los monstruos que se liberan cuando la razón se rinde y el fanatismo reina.

En un futuro próximo, después de una gran tormenta, la Era de la Extrañeza empieza. Un jardinero descubre que sus pies ya no tocan el suelo. Un dibujante de cómic se convierte en superhéroe. Un bebé identifica a los impuros marcando a los corruptos con erupciones en la piel. No saben que descienden de unas criaturas mágicas y caprichosas conocidas como jinn. Su mundo estaba separado del nuestro por un velo. Ahora este velo se ha roto y los elegidos deberán luchar en una batalla entre la luz y la oscuridad que durará dos años, ocho meses y veintiocho noches, es decir, mil noches y una más.

 

Esta es una novela que mezcla historia, mitología y amor eterno. Una narración que muestra los monstruos que se liberan cuando la razón se rinde y el fanatismo reina. El argumento de la novela podría entenderse como la lucha de “la razón contra la sinrazón” a través del enfrentamiento entre el filósofo Averroces, que intenta aunar la razón y la ciencia con la fe y Dios; y el persa Al-Ghazali de Tus, quien lucha contra la incoherencia de los filósofos.

El libro sin parámetros acerca del tiempo y el espacio, lejos de nuestro mundo, Rushidie nos incorpora a un mundo irreal que no tiene en cuenta el tiempo. De esta forma, la atemporalidad y la exploración de un espacio fantástico son el mejor encaje para tratar temas imperceptibles como: amor y celos, moralidad, intrusismo o fanatismo. Como resultado, encontramos una lúdica reflexión sobre la condición humana; sobre la paz y la calma. Pero sobre todo, del compromiso.

El asiático reivindica el mundo de los sueños y la ficción para abandonarnos al transcurso de un mundo que avanza a un ritmo infernal.

Ahora bien, esta novela no equivale a la mítica “Mil y una noche”, la podemos aceptar como una interpretación libre donde, entre las páginas, acampan a sus anchas las criaturas fantásticas.

Bien es cierto, como he dicho anteriormente, es una novela con tintes fantásticos y que busca un origen a la naturaleza humana a través de rodeos reflexivos que, en un primer momento, no parece conducir a nada. A medida que nos acercamos al centro del núcleo de la trama, descubrimos que Rushdie ha construido una estructura impresionante y que nosotros hemos danzado en su juego. En cuanto a la lectura de la obra no me ha parecido en exceso difícil por la prosa; en cambio se me ha hecho un poco larga debido a las divagaciones de la trama –sobre todo cuando cuenta la vida de ciertos personajes que no intervienen en la acción- y a la presencia de varios altibajos de la historia, que a veces se detiene o repite situaciones y hechos anteriormente escritas.

No es necesario decir lo abstracta que resulta su lectura, es de gran dificultad si no se está metido en la dinámica de la creatividad de algunos escritores, teniendo la sensación que escriben solamente para ellos.

Este fue uno de los problemas principales que encontré.

La exuberancia de la narrativa de Rushdie puede llegar a colapsar la imaginación del lector, es cierto, que su estilo es tan explícito como caprichoso, y se adecua perfectamente a las temáticas que acostumbra a tratar.

Rushdie recoge la tradición de la literatura oriental clásica. Sin embargo, poco ayuda el estilo narrativo utilizado: mucha descripción, mucho resumen y pocas escenas. Al estilo de un cuento.

Así que, yo la definiría como: profunda en el fondo, a la par ligera en forma. Suena contradictorio, pero creedme, no lo es. Y no estoy diciendo que el estilo de la novela sea precisamente fácil, pero sí que lo calificaría de juguetón. Una narrativa que busca entretener y ser cómplice del lector; a la vez que, va colando temas bastantes complejos en el fondo de toda la historia.

Insisto en que, aunque es un libro bastante ligero y asequible, por momentos puede ser densa y compleja y un tanto tediosa su lectura.

En particular, no lo considero un libro perfecto; ya que, está lleno de momentos vertiginosos, que rozan el absurdo, situaciones hilarantes que son como terrones de azúcar que nos ayudan a tragar la medicina amarga que ha preparado para los lectores este escritor inconformista.

Si bien, creo que esos matices, no enturbian la experiencia lectora con esta nueva novela de Rushdie. Porque entre otro orden de cosas habría que destacar que la obra está escrita con madurez.

Todo lo anteriormente dicho, también influye en el desarrollo de los personajes. A lo largo de las cuatrocientas páginas, Salman Rushdie, confecciona una novela con un repertorio incalculable de personajes al estilo de las novelas corales del más puro realismo mágico con personajes legendarios, seres sobrenaturales, sujetos terrenales. Si no que también coloca frente a frente a los filósofos Alazel y Averroes.

Estos personajes, entran y salen, avanzan y retroceden, desaparecen y dejan de ser parte de la historia sin previo aviso; ninguno de ellos está lo suficientemente desarrollado como para dejar marcas en el lector. Son las licencias de Rushdie.

La conclusión del autor parece ser la voladura repentina de la frontera que separa el mundo de la realidad y el de la magia.

En resumen, una novela con cierto tono épico, humorística, filosófica, crítica, no apta para todos los paladares. Y que, aunque tiene algunos pasajes y frases realmente buenos, también tiene bajones notables. Entretiene pero se hace larga. Es disfrutable pero le falta algo en cuanto a impulso artístico. Me ha parecido más abstracta que humana, pero no está mal si uno busca una lectura diferente.

Y sinceramente, he hecho un esfuerzo inconmensurable para acabar de leerlo.