domingo, 10 de noviembre de 2024

LOS PAREDONES DE PRIMAVERA.


 
No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra
Ni a oler la espiga
Ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay aromas cristalinos
 
Ni a oler la espiga
Ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay aromas cristalinos
 
Ni agua clara que beber.
Su mundo será de aguaceros infernales
Y planicies oscuras.
 
De gritos y gemidos.
De sequedad en los ojos y la garganta.
De martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.
Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el color del cielo
 
Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
Y escuchará con pena el pájaro que canta.
 
La risa de los soldados
Los escuadrones de la muerte
Los paredones en primavera.
 
Tendrá la memoria que no tuvimos
Y creerá en la violencia
De los que no creen en nada.

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