jueves, 29 de octubre de 2020

EL MAPA DE LOS AFECTOS. Ana Merino.

El último Premio Nadal, el cual ha sido concebido a la primera novela de la escritora Ana Merino.

Una novela que apuesta con sutiliza psicologista por las pequeñas historias que logran la iluminación y el desborde emocional del lector.

SINOPSIS: Valeria, una joven maestra de escuela que tiene una relación secreta con Tom, que le lleva treinta años, se enfrenta al dilema de los sentimientos y quiere entender el significado del amor. En el pueblo donde enseña, Lilian desaparece sin motivo aparente mientras su marido está en la otra punta del mundo. Greg, un hombre a quien le pierden las mujeres, frecuenta un club de alterne de los alrededores para ahuyentar su descontento, hasta que un día se ve descubierto de la peor manera posible.A partir de momentos como estos en el transcurrir de una pequeña comunidad rural, nos adentramos en los misterios cotidianos de sus habitantes. Las vidas de todos ellos no solamente se irán cruzando a lo largo de más de dos décadas, sino que estarán condicionadas por la fuerza magnética de los afectos, la aleatoriedad del azar o por la justicia poética que a veces nos traen los acontecimientos más inesperados.   
El mapa de los afectos persigue el rastro de las personas que construyen las historias escondidas de los lugares; sitios donde se evocan ausencias, sucesos extraños, donde ocurren crímenes inexplicables, se convive con las tensiones personales y familiares y donde solo la pulsión del bien sedimenta el poso necesario para seguir viviendo.  



A propósito de la alta cultura, Santo Tomas de Aquino, en uno de los 16 tomos de su “Suma Teológica”, se centra en estudiar “el problema del mal” para acabar concluyendo que “el mal resulta muy poca cosa en el conjunto de los hombres y las cosas del mundo, pero resulta muy vistoso porque resulta muy creativo”.

Como en el maniqueo Siglo XIII, hoy seguimos embebidos en la gran creatividad del mal, y, las más de las veces, de espaldas a los misterios del bien.La historia arranca con la relación secreta que mantiene una maestra de escuela en una pequeña comunidad rural. A partir de aquí, os adentraréis en los misterios cotidianos de sus habitantes, conforman un enjambre que la vida reúne con sus venturas y desventuras. Sus vidas, encadenadas a modo de episodios emocionales, se irán cruzando a lo largo de dos décadas entre E.E.U.U y España.  
Con rápidas pinceladas cortas, como si se tratara de un boceto, la escritora captura momentos de vida de sus habitantes, no se detiene en los detalles minuciosos de la historia, solo pinta las formas y os obsequia impresiones, no es una historia es sí ni una definición profunda de los personajes.  
He aquí una novela natural y naturalista, la cual, aunque hay en ella un crimen en los primeros capítulos, no es un country noir sino algo mucho más original y sorprendente, pues no se centra exclusivamente, cómo cabría esperar, en el mal real o abstracto, humano o satánico, verista o psicológico, sino que sólo lo sobrevuela, también afronta temas sobre la bondad, sobre el consuelo y el cobijo, sobre los jóvenes, los viejos y el dialogo de las edades, sobre la belleza de los bosques, y la belleza del perdón y la protección del otro.  
Esta historia no es fácil de tildar como novela al estar fragmentada en personajes y espacios.  
Merino busca cerrar un círculo que trasciende más allá de la muerte y obligar al lector a reflexionar sobre su postura frente a las cuestiones universales que la autora hila entre individuo e individuo.
 
En efecto, estamos ante una propuesta literaria a la contra de la tendencia dominante –y por eso no sé si revolucionario pero, por lo menos, audaz- escrita en prosa detenida, intensa y lírica-tierna que -¡gracias, gracias!- nos recuerda la útil lección de que cuidar de otros nos hace mejores, y que todos somos parte de un todo.La teoría de la literatura últimamente denominada country ficción a las novelas atmosféricas enclavadas en espacios rurales, en las cuales, la localización ejerce como un personaje más. La autora madrileña teje narrativamente un puzle en un espacio rural hilvanado una suerte de estructura humana que explica el mundo y apuesta con sutileza psicológica por las pequeñas historias que logran la iluminación y el desborde emocional del lector.     
Una comunidad cerrada a la que Ana Merino os traslada con una prosa evocadora para narrar una comunidad plegada de pequeñas y grandes dramas y rebosante de secretos a menudo vergonzantes con los que dota de vida a esta novela coral en la que la autora, con un tono narrativo intimista, despliega las emociones que mueven al ser humano, desde la más oscuras hasta las más luminosas.   
Una prosa elegante y cuidada que a menudo se acerca al lirismo son las señas de identidad de estas pequeñas historias que nos trasladan a la grandeza de formar parte de un todo, ese todo en que los afectos, las emociones y los sentimientos mueven el mundo, unas veces para mal, pero muchas otras, para bien, incluso cuando es el azar el que debe poner las cosas en su sitio o descolocarlas irremediablemente.
 
Es una novela coral en el sentido más estricto de la palabra, porque no hay ningún protagonista principal. A través de los diferentes capítulos de “El mapa de los afectos”, iréis viendo pasar a distintos habitantes de un pequeño pueblo del interior de los E.E.U.U. Los reconoceréis a través de lo que se podría considerar pequeños relatos, casi como si cada capítulo fuera un relato.
Todo un mosaico de personajes, sentimientos y emociones en los que Ana Merino no deja de buscar el lado humano y bueno de muchos de ellos. Eso sí, no penséis que “El mapa de los afectos” es eso que ahora se denomina feel goog, porque una cosa es buscar el lado bueno de los seres humanos y otra muy diferente es no mostrar el mal que habita también en otros. Pero por encima de todo, prevalece una idea: hay gente buena.
Samuel, un niño que espía desde su escondite en un árbol a una pareja. Así comienza todo. El mirón no sabe qué hace allí. Tampoco qué pasa con sus respectivas vidas y a cuáles están conectadas.  
La autora se encargará de ir estirando las ramas de unos y otros para edificar su mapa. Profesora, veterano de guerra, prostituta que aspira algo mejor, mujer convencida que su marido le ha sido infiel, hombre casado y mujeriego pagará por mucho más, mujer desaparecida con dos hijos, etc…  
Los personajes entrañables y los afectos decantan la balanza hacia la esperanza en las pequeñas cosas cotidianas como tabla de salvación humana.  
La narración, es más que un collage, una sucesión de estampas que presenta a cada uno de los personajes desde la óptica de su historia individual. Son vidas en las que pesan las ausencias, el desaliento pugna con la necesidad de luchar por salir adelante, y los sentimientos, las conexiones de distinto tipo, se revelan como el punto determinante de cada pequeña historia, su razón de ser.  
En contrapartida a todo lo anterior, esto es opinión personal, poco más de doscientas páginas resultan insuficientes para tal cantidad de contenido. Considero que, esta colmena está demasiado comprimida, lo que conlleva el “desperdicio” de personajes que resultan especialmente interesantes.  
Ya que algunos de ellos me generan una curiosidad que no obtengo respuesta. Hay decenas de detalles para los que tenía preguntas, caminos del pasado no contados que me hubiera gustado conocer, temáticas concretas muy sustanciosas que se resuelven en poco más que unos apuntes.

He aquí, en suma, una audaz e hipnótica novela sobre el bien que, se lo aseguro, está muy bien.

Una lectura que no dudo en recomendar a aquellos que disfruten de las narraciones intimistas en las que lo cotidiano alcanza toda su grandeza.
Es un buen libro que invita a una reflexión profunda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario