La tabla esmeralda es un libro difícil de encuadrar ya que
en su interior encontramos una combinación de elementos que dificultan o
incluso diría que hacen imposible esta tarea.
Podemos decir que por un lado es un thriller porque tiene una parte de intriga, pero también tiene una historia de amor, parte histórica y bélica, dando como resultado un conjunto atractivo que puede encajar en los gustos de un número amplio de lectores con unos resultados creo que bastante positivos. Me gustan mucho las novelas que combinan más de una línea temporal en su argumento. Dos son las historias que transcurren paralelas a lo largo de las páginas de La tabla esmeralda.
Por un lado nos situamos en la actualidad, donde Ana García-Brest, una investigadora de Historia del Arte del Museo del Prado y cuyo novio Konrad es un multimillonario alemán coleccionista de arte, recibe el encargo por parte de éste de investigar sobre un misterioso cuadro de GIORGIONE llamado "El Astrólogo" sobre el que solamente tienen una pista que es una carta escrita en el periodo de la Segunda Guerra Mundial y en la que se hace referencia a esta obra. Es así como Ana se traslada a París donde conocerá a Alain Arnoux, un investigador de la universidad de la Sorbona especialista en localizar obras de arte expoliadas por los nazis quien le ayudará en la investigación que está llevando a cabo.
Uno de los puntos más interesantes desde mi punto de vista es el tema que utiliza como base para dar forma a la historia, el expolio de obras de arte durante el periodo de la Segunda Guerra Mundial. Ha sido la primera novela que leo que aborda esta temática y me ha resultado muy interesante por lo que agradezco la buena labor de documentación que ha llevado a cabo la autora para ambientar la obra. Cada uno de los capítulos del pasado se inicia con un párrafo que nos da una breve idea de la situación en la que se encuentra la guerra en ese momento, haciendo hincapié en algunos hechos que tuvieron relevancia. Esto es una gran ayuda para que nos podamos situar en el contexto y sirve a la hora de entender las acciones llevadas a cabo por los personajes. Ambientación y contexto histórico están muy cuidados, consiguiendo trasladar al lector a la época de la ocupación nazi en París, con el ambiente que se vivía en sus calles, los enfrentamientos, el miedo y el desconocimiento de lo que realmente estaba ocurriendo entre otros aspectos, sin olvidar hechos que realmente tuvieron lugar como la redada del velódromo de invierno.
Podemos decir que por un lado es un thriller porque tiene una parte de intriga, pero también tiene una historia de amor, parte histórica y bélica, dando como resultado un conjunto atractivo que puede encajar en los gustos de un número amplio de lectores con unos resultados creo que bastante positivos. Me gustan mucho las novelas que combinan más de una línea temporal en su argumento. Dos son las historias que transcurren paralelas a lo largo de las páginas de La tabla esmeralda.
Por un lado nos situamos en la actualidad, donde Ana García-Brest, una investigadora de Historia del Arte del Museo del Prado y cuyo novio Konrad es un multimillonario alemán coleccionista de arte, recibe el encargo por parte de éste de investigar sobre un misterioso cuadro de GIORGIONE llamado "El Astrólogo" sobre el que solamente tienen una pista que es una carta escrita en el periodo de la Segunda Guerra Mundial y en la que se hace referencia a esta obra. Es así como Ana se traslada a París donde conocerá a Alain Arnoux, un investigador de la universidad de la Sorbona especialista en localizar obras de arte expoliadas por los nazis quien le ayudará en la investigación que está llevando a cabo.
Por otra parte tenemos la trama que nos traslada a la época
pasada, partiendo del año 1942 en un París ocupado por los nazis donde el
comandante de las SS, Georg von Bergheim recibe el encargo de encontrar un
cuadro de Giorgione conocido como "El Astrólogo" cuya búsqueda le
lleva hasta los Bauer. Es así como los miembros de esta familia judía son
apresados por los nazis, siendo su hija Sarah la única que consigue huir
escondiendo el cuadro que su padre le entrega antes de ponerla a salvo. Sarah
se convertirá en protectora del cuadro al mismo tiempo que intentará sobrevivir
como pueda, logrando pasar desapercibida ante los alemanes que están por todos
los rincones de la ciudad y contando con la ayuda de su amigo Jacob, un joven
también judío que trabajaba para su familia. En compañía de Sarah iremos
descubriendo los terribles hechos que marcaron estos años al mismo tiempo que
asistimos a la evolución en la vida de la joven.
En conclusión y a pesar de que la parte actual no resulta
tan interesante, considero que La tabla esmeralda es una lectura muy
recomendable con cuya historia disfrutarán un amplio número de lectores. Brillante
y la que hace disfrutar de una lectura de verdadera calidad, con una historia
bien planteada, con personajes interesantes y con una ambientación y
documentación muy bien trabajadas. Es una obra extensa pero que se lee muy bien
debido a que sigue un ritmo fluido y nos acerca a un tema quizás no muy
conocido como es el expolio de obras de arte durante el periodo de la Segunda
Guerra Mundial.
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