domingo, 8 de junio de 2014

CON GANAS DE LLORAR, CASI LLORANDO.




Ilustración autor desconcido.
 

 Con ganas de llorar, casi llorando,
 traigo a mi juventud, sobre mis brazos,
 el paño de mi sangre en que reposa
 mi corazón esperanzado.

 Débil aquí, convaleciente, extraño,
 sordo a mi voz, marcado
 con un signo de espanto,
 llego a mi juventud como las hojas
 que el viento hace girar alrededor del árbol.

 Pocas palabras aprendí
 para decir el raro
 suceso de mi estrago:
 sombra y herida,
 lujuria, sed y llanto.

 Llego a mi juventud y me derramo
 de ella como un licor airado,
 como la sangre de un hermoso caballo
 como el agua en los muslos
 de una mujer de muslos apretados.

 Mi juventud no me sostiene, ni sé yo
 lo que digo y lo que callo.
 Estoy en mi ternura
 lo mismo que en el sueño están los párpados,
 y si camino voy como los ciegos
 aprendiéndole todo por sus pasos.

 Dejadme aquí. Me alegro. Espero algo.
 No necesito más que un alto
 sueño, y un incesante fracaso.


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