domingo, 15 de junio de 2014

UNA MANZANA PARA ISAAC.







Toma en tu mano esta fruta delicada.
Percibe su fragancia. Olvida tus anhelos.
Por ambos lados se sonroja, como una joven
Al primer roce de mi mano en su pecho.
Es una huérfana sin padre ni hermana,
Y lejos de su hogar frondoso.
Cuando pendía del tallo, sus compañeras sentían celos,
Envidiaban su viaje y gritaron:
¡Saluda a tu dueño, Isaac!
¡Qué afortunada eres al ser besada por sus labios!


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