viernes, 20 de noviembre de 2015

LA CANCIÓN DEL TIMONEL.





¿A qué océano del inconsciente
dirige el sueño sus devotas naves?
¿A qué vientre palpado por esquifes
de un íntimo asedio?
¿Al ojo de qué espiral este afán
sus barcas oscilantes?

De nada me sirvieron las conquistas
De nada estos párpados culpables
ya de tan inocentes
─mariposas clavadas con lujosos
alfileres          mas siempre
el mismo alfiler de la belleza─
De nada me sirvió el aleteo
fibroso de mis peces de luz mientras
boquea en el trasmallo del insomnio
mi destino
De nada me sirvió la vida entera
la espuma de este parto de diamante
donde naufraga la raza humana
Pues son mis manos duras losas son
palomas otras             lentos epitafios
ladrados por la muerte
Y es todo vacío donde aquí:
pesada llama  lodo de relámpago
virutas de resurrección minutos
de eternidad recién parida no
Todo tristeza náutica y todo
azul cartografía del dolor.

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