sábado, 11 de agosto de 2018

ALONDRA DEL FARO HUIDO.






Te estoy aguardando aquí,

faro, madura manzana,

que vas pasando a cuchillo

las lejanías cerradas.

Te estoy aguardando aquí,

junto a la orilla del agua,

y tú te marchas muy lejos

por calles alborotadas.

Es aquí donde yo aguardo,

a la sombra de la playa,

el ruiseñor de destellos

de tus noches despertadas.

Que es aquí, en la tierra dulce,

y no en las olas amargas,

donde descubre mi novia

sus vertientes de albahaca.

Si no te fueras tan lejos

y acercases tus miradas,

verías qué ola tan dulce

de mármol son sus espaldas

y cómo baten dos mares

la arena de sus pestañas.

¡Ay, faro: si tú la vieras

entrar desnuda en el agua,

no registrarías tantos

horizontes ni distancias;

aquí, con todas tus luces,

vendrías a recordarla!

¡Ay, faro: si tú pudieras

verla tendida en la playa,

quedaríaste en la orilla

como un pescador de caña!

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