viernes, 7 de diciembre de 2018

MI PRIMER AMOR.


 



¿Te imaginas dos tetas mandarina,

sonrisa de sandía?



Solía recolectar las pegatinas

de las clementinas

las colocaba una a una

uñas largas sobre cada dedo.



Y te acariciaba las mejillas

y te peinaba las pestañas

ojitos de avellana

y no parábamos de soñar.



Sonrisa de sandía

era un niño de la misma barriada

al que le encantaba verme bailar

con la camisa anudada en un cruce tan mágico

como la curvatura sinuosa de mis caderas

tan mágico que pasaba de triste camiseta a un top.



Y luego ya sabes

leves pantalones de algodón

sonrisa al giro, media vuelta

brazos al aire, golpe de cabeza

arrebatador.



Sonrisa de sandía le llamaba yo

tenía los labios tan rojos

como un campo de fresas.



Parecía siempre

recién mordidos

tan brillantes

como recién lamidos.



Sonrisa de sandía

Era un niño como yo.


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