Sueña
con el esplendor de la Roma imperial
con
los ambiguos efebos y los Césares fogosos
con
los Generales que le dan a sus varoniles soldados
el
carmín de sus labios y pintan sus mejillas.
Sueña
con el augusto súcubo Heliogábalo
levantando
un magnifico altar al falo.
En
el innoble Nerón en los amores ideales:
Adriano
que llora a su esclavo Antínoo.
Sueña
con los jóvenes afeminados de Atenas
dándose
orgullosos al abrazo de los guerreros vigorosos...
El
adolescente cierra los ojos en la plenitud de la noche
extasiado
en los deseos de los perfumes febriles.
¡Oh!
Entre los aromas alborozados del parque...
tener
en esta soledad amplia y serena
sobre
sus ojos la ternura exaltada de una mirada
¡sobre
su boca la pasión ardiente de un aliento!...
El
muchacho sueña con un hombre maravilloso,
infinitamente
dulce pero viril como un animal.
Duerme
en el lago inmenso de sus anchos ojos
que
tienen el color triste y marchito del otoño.
El
hombre acaricia su cuerpo con sus dedos largos
y
lentamente, ardientemente, saborea sus labios
su
carne se estremece con profundos espasmos
y
nace en su corazón un delirio suave...
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