Reina
el silencio: fúlgidas en tanto
Luces
de paz, purísimas estrellas,
De
la noche feliz lámparas bellas,
Bordáis
con oro su luctuoso manto.
Duerme
el placer, mas vela mi quebranto,
Y
rompen el silencio mis querellas,
Volviendo
el eco, unísono con ellas,
De
aves nocturnas el siniestro canto.
¡Estrellas,
cuya luz modesta y pura
Del
mar duplica el azulado espejo!
Si
a compasión os mueve la amargura
Del
intenso penar porque me quejo,
¿Cómo
para aclarar mi noche oscura
No
tenéis ¡ay! ni un pálido reflejo?
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