El
otro día vi una nube y pensé en una jaula para ella,
pájaro
de algodón de azúcar;
un
ave así me haría famoso:
por
supuesto es un espectáculo único la lluvia
dentro
del reducido espacio de la jaula,
seguramente
de su pico saldrán relámpagos.
No
obstante, ser su dueño plantea algunas dudas:
¿La
alimento con alpiste o con vapor?
¿Llueve
o son lágrimas las que mojan el piso de su cárcel?
Si
muere de tristeza, ¿se la doy al gato
o
cavo un nicho en el azul para su sueño eterno?
Poco
pesa en las palmas de mis manos…
¡Anda,
eres libre!, ve con la bandada de nimbos
que
pasa en este instante y sólo déjame
una
de tus plumas para escribir mis sueños.
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