Septiembre
va deshaciendo los días
como
la llama a la cerilla.
Va
tejiendo las noches con hilos
negros
de melancolía.
Septiembre
irrumpe como un seísmo
Llega
después del bullicio,
de
la vida con sonido a niños
jugando
en la plazuela,
de
la vida con olor a hierbabuena
y a
campos de oro peinados
por
el hierro de rulos tragantes.
Cuando
llega septiembre me sacudo
el
yodo y la sal de los talones.
Vuelvo
a poner en hora el reloj.
Archivo
las conversaciones de madrugada
para
cuando el hielo congele tus labios.
Embotello
rayos de sol, me los bebo
a sorbos
pequeños los días grises
y
los descorcho contigo en el ascensor
o
en la escalera,
Me
aguanto las ganas de hablarle a la Luna
con
la brisa por testigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario