Para
la noche eligió
la
flor de plata de la luna.
Escogió
mañanas
de
tierra y viento,
cielos
de tarde
enrollados
en sus ojos
como
mondas de naranja,
mediodías
de arena
y
de gaviotas en la tormenta...
Y
cuando amaneció,
se
abrió de nuevo su mirada
como
una caja de pinturas
a
estrenar.
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