¡No
puedo creerlo!
¡Me
toca de nuevo!
Me
llevan a rastras
donde
el peluquero
Me
pone colgando
en
sillas bien altas
me
amarra el pescuezo
con
una toalla
después,
algodones,
quedo
acogotado
con
un gran babero
que
atrapa mis manos
Mientras
el peluque
Cortando,
cortando,
me
tuerce el cogote
para
todos lados,
primero
es la máquina,
después
las tijeras
que
me picotean
toda
la cabeza
se
llenan de pelos
los
ojos y el cuello
mientras
mis mechones
van
cayendo al suelo.
Se
duermen mis piernas
y
desde el espejo
me
mira mi papi
por
cuatro reflejos;
me
tiran las mechas
con
peine y cepillos
me
echan agua fría
¡Esto
es un suplicio!
me
pica el cogote
se
hiela mi nuca
mientras
ellos ponen
cara
de ternura
por
este castigo
me
merezco un premio
¡Parezco
escobilla!
¡ODIO
al peluquero!
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