jueves, 7 de julio de 2016

PÉTRONILLE. Amélie Nothomb.



Esta es la segunda novela que leo de la autora, como todo sus libros, divertidos y extravagantes, con tintes autobiográficos. Todos ellos con un sello muy personal.
Amélie Nothomb nos deja una novela corta con tintes irreverentes. La singularidad de esta obra viene de la mano de la amistad combinada con el champán.

SINOPSIS: Disponer de un buen compañero de borrachera es un asunto muy serio. Aficionada al champán, Amélie Nothomb encuentra a la camarada ideal de manera imprevista en una librería donde ha sido invitada a firmar ejemplares de El sabotaje amoroso. Pétronille Fanto, un ser andrógino de veintidós años que parece que tenga quince, una especialista en Christopher Marlowe con aspecto de poligonera, se convertirá con el tiempo en una escritora prolífica y, quizás, en un álter ego maligno de la misma Nothomb. La amistad etílica entre la escritora consagrada y la novel se transforma en duelo dialéctico, diversión, compañía y contraste..., pero también en un riesgo.
Novela de inspiración autobiográfica, Pétronille es una ficción delirante y tremendamente divertida en la que hallamos algunos de los temas predilectos de la escritora belga: el protagonismo del cuerpo, la reflexión sobre la creación literaria y la sátira sobre la maquinaria editorial que la acompaña... Amélie Nothomb sumerge al lector en el estado de ebriedad entre ascético y alucinatorio del alcohol consumido en ayunas gracias a una prosa de una cosecha excelente en la que abundan el humor negro, la ironía y la genialidad estilística que la caracterizan. Puro oro líquido.

La relación entre escritores y el alcohol viene de antiguo. Muchos creen que el alcohol ayuda o potencia la imaginación, y no es algo carente de sentido. Claro que, lo que se crea es menos que lo se destruye.
Reza el tópico que la novela es una mentira que dice la verdad. Me decidí a probar la nueva vendimia de Nothmb y su pasión por el champán.
Esta novela es una oda al sabor del champán por supuesto, pero también a la amistad. “Pétronille” se esconde detrás de la escritora Stephani Rattale. La autora la retrata como una mujer joven y burbujéate, desilusionada y caprichosa, brillante y exuberante, deprimida y particularmente dotada. Ciertamente, Amélie Nothmb rindió un homenaje a ella misma.
Porque “Pétronille” es mucho más que el retrato de la propia autora y mucho más que una afición entre dos mujeres que se acomodan a tomar copas de champán. Es, conjuntamente, la historia de una amistad tumultuosa entre dos mujeres singulares, dos extrañas que se encuentran y establecen un punto común en el fondo de una copa comenzando así una relación que durará años. Una historia de pasiones desmedidas.
Amélie Nothomb es una escritora imaginativa y llena de fantasía que lo demuestra en esta obra divertida, con momentos hilarantes, muy descriptiva con las huellas asociadas a la ebriedad y que tiene mucho humor negro y de ironía. Como viene siendo común en todos los libros de esta escritora.
En ella, además de ensalzar la amistad, se produce la correspondiente sátira del mundo editorial al comparar las vidas y trayectorias de una escritora consagrada con otra novel.
Porque, a fin de cuentas, bajo “Pétronille” subyace, pero no se oculta, una reivindicación triste pero urgente del alcoholismo que necesita más pensamiento y menos ironía. Por supuesto, también hay un canto al esfuerzo como medio de conseguir objetivos.
En contraste con lo anterior, no le he encontrado a esta novela el valor que se le anticipa al leer las críticas de la contraportada. Ésta es ahora, por así decirlo, más Amélie Nothomb versionándose a sí misma. Simplemente, es una marca de la casa que, espesa la receta de la trama y la jalea a base de borracheras y marcas de champán.

Con esta novela Amélie Nothomb regresa y ofrece una lectura sabrosa y efervescente. La trama es suave y con buena pluma como sólo la autora tiene el secreto de llevar al lector a su mundo surrealista.
“Pétronille” se las arregla con su ritmo y brevedad; exhibe un estilo con un humor irónico donde se sabe en todo momento que la trama del libro puede parecer salvaje y desigual, fascinante y agresiva, divertida y peligrosa. Con un final inesperado que lleva a conclusiones no previstas.
No obstante, esa chispa con la que empieza la novela se desliza por el tobogán de la trama fácil y floja de leer. Y te das cuenta que entre las manos tienes una narración fragmentada. Donde las palabras entran en una máquina centrifugadora y adquieren una velocidad endiablada para generar imágenes y situaciones absurdas con la misma facilidad con que fabrica naderías
Algo semejante ocurre con el libro, qué solo se experimenta mientras se va pasando páginas. Porque como en todo instrumento de medida que se precie, las constantes vienen siendo eso: constantes. Una medida de 160 páginas, capítulos breves donde el diálogo se alterna con descripciones escuetas y minimalistas; personajes excéntricos, autora inclusive, y temática social con controversia.
La repetición de tales características se traduce en un riesgo evidente: cuando algún elemento chirría, la ilusión se viene abajo, y nos remite al truco fallido que sencillamente no ha acaba de  cuadrar.

La caracterización de los personajes, Nothomb ha sido capaz, marca de la casa, de romper moldes y presenta la vida de las dos protagonistas que sufren altibajos. La autora profundiza de forma incansable en la psicología de los personajes, donde no hay anestesia en los sentimientos. Ya que se ven constantemente, frustrados por los caprichos del argumento, aunque cada personaje intenta transcender la limitaciones de su existencia, ninguno consigue esquivar su sino. Son rehenes de una vida que no han podido cambiar y cuyo único final feliz es la aceptación resignada del destino que les ha tocado vivir.

Indiscutiblemente, hemos tenido Nothomb mejores, pero también debe considerarse que, poco o mucho, cada una de sus publicaciones acaba sumando. En su bibliografía, sin duda, esta novela autobiográfica debe de complacer mucho a los seguidores de Amélie Nothmb, ya que revela algunas existencias de la escritora, o  al menos su estilo de vida. Para ellos, la respuesta es claramente positiva. Para otros, en cambio, la complacencia será más evidente si eres fan del champán o de historias cortas con personajes excéntricos.
Razón por la cual, es difícil no leer esta novela sin caer en la tentación de abrir una botella de Taittinger o tal vez de Perrie Joulet; para pasar un buen rato sin mucho que moleste. Al igual que el champán, su libro tiene una frescura agradable al paladar, con un borde fuerte y picante a final. No hay riesgo de resaca ya que su efecto acaba demasiado pronto.



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