Ilustración autor desconocido.
Porque
de ti se vieron adorados,
tengo
un vaso de lirios juveniles:
unos
visten pureza de marfiles;
los
otros terciopelos afelpados.
Flores
que sienten, cálices alados
que
semejan tener sueños sutiles,
son
los lirios, ya blancos y gentiles,
ya
como cardenales coagulados.
Cuando
la muerte vuelva un ámbar de oro
tus
largas manos de ilusión que adoro,
iré
lirios en ellas a tejerte.
Y
mezclarán sus tallos quebradizos
con
sus dedos cruzados y pajizos,
¡que
fingirán los lirios de la muerte!
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