viernes, 21 de marzo de 2025

EXPLICACIÓN.

 

Madre, yo te quiero explicar
lo que es la poesía:
parte de la vida y lleva
a un misterio que nos llena.

Y también lo que es la escritura:
es un ala que va de un lado a otro
del vacío, extiende sus plumas
y deja que pase el viento.

Y lo que es el amor por un oficio:
se empieza cuantas veces
sea necesario. Pese a la soledad,
se ha de pensar en los demás.

Y lo que es la muerte,
la tuya, por ejemplo.
Ya no estás: te ausentas
porque era necesario que lo hicieras.

La poesía aclara ese dilema,
nos ayuda a conciliar el sueño,
nos acompaña con el oficio,
explica la vida cuando alguien muere.
 

sábado, 8 de marzo de 2025

UNA DE DOS.


 
Quién diría que han gestado a todos los seres humanos
del planeta
cuando de la riqueza poseen nada más un arañazo.
Acarician la piel de los ancianos.
Riegan con leche el alma de los niños.
Pintan cuadros que firman sus amantes.
 
Son una de cada dos personas muertas.
Una de cada dos personas vivas.
Llevan siglos mirando desde lejos las hazañas ajenas
en los escaparates de la Historia.

No es extraño que muchas desafíen las costumbres
las miradas mugrientas
las amenazas con forma de cuchillo
el dolor del estigma.
Un castigo es más soportable que una jaula.

Nada en ellas escapa al escrutinio de otros.
¿Cómo iban a perdonar que el pensamiento
no se pueda extirpar ni adormecer?

Dejemos de una vez los disimulos.
Ya no estamos a tiempo de tener un pasado glorioso.
Pero todo el futuro seguirá agonizando
hasta que no sea suyo lo que les pertenece.
 

domingo, 2 de marzo de 2025

FUTURO RADIANTE.

 

- ¿Pájaro? -pregunta los niños-. ¿Pero qué es eso?
- Algo policromo, con plumas, alado.
Muy hermoso, étereo.
Vuela hasta las nubes.
Y canta como una campanilla cristalina.
- ¿Vuela? -exclamarán los niños- ¿Sin pilas, por sí sólo?
¿Su canto hechiza?
¿Todo plumas de colores deslumbrantes?
¿Y no nos ataca, no mata?
¡No! ¡Fantasías!
¡No ha habido, y menos habrá todavía
un ser así, de cuentos de hadas!
 

viernes, 24 de enero de 2025

POEMA 50.

Ilustración autor desconocido.
 
-Cayo Valerio Catulo-
 
Ayer, desocupados, estuvimos
largo tiempo en mi casa distrayéndonos
en escribir, tal como corresponde,
Licinio, a los que somos refinados.
Medíamos los dos nuestros versitos
con este o aquel ritmo, respondiendo
uno al otro y jugando entre las risas
y el vino. Desde entonces me quedé
inflamado, Licinio, por tu hechizo
y tu humor. Ya ni gozo la comida,
pobre de mí, ni el sueño me permite
cerrar en paz los ojos, sino que
me revuelvo en la cama cerrilmente
enardecido y solo deseando
que llegue el día para hablar contigo
y estar juntos los dos. Hasta que al fin,
agotados mis miembros por la brega,
cayeron en la cama semimuertos,
y después te escribí, feliz amigo,
este poema para que te enteres
mejor de mi dolor. Ahora no oses
despreciar, te lo ruego, estas mis súplicas,
no vaya a ser que Némesis, vengándome,
te imponga su castigo: es una diosa
feroz y has de guardarte de ofenderla.

domingo, 12 de enero de 2025

AHORA ESCRIBO PÁJAROS.



Ahora escribo pájaros.
No los veo venir, no los elijo,
de golpe están ahí, son esto,
una banda de palabras
posándose
una
a
una
en los alambres de la página,
chirriando, picoteando, lluvia de alas
y yo sin pan que darles, solamente
dejándolos venir. Tal vez
sea eso un árbol

o tal vez
el amor.
 

sábado, 11 de enero de 2025

SONA EL TELÈFON.


 
Algú m'ha parlat de tu
i les paraules
eren anells menuts
per on la meva pena
passava.
Se m'ha clarificat
el teu gest. Els accents
s'han nuat
al voltant del meu coll
i he entès totes les teves
omissions,
dempeus, l'alè suspès.

viernes, 10 de enero de 2025

ACEITUNEROS.

 
-Miguel Hernández-
 
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?
 
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
 
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
 
Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
 
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?
 
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
 
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
 
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
 
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!»
 
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
 
Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
 
Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.