martes, 29 de noviembre de 2022

A CORAZÓN ABIERTO. Elvira Lindo.

La escritora Elvira Lindo, quien vuelve diez años después a la novela con “A corazón abierto”, a este respecto, no recuerdo haber leído nada de Lindo ni antes ni después del nacimiento de este blog.
 
SINOPSIS: El auge y declive de una gran pasión, el amor feroz de dos personas que parecían conjurarse en contra de una vida serena.
Partiendo de un episodio ocurrido en Madrid en 1939, la narradora de esta historia cuenta la apasionada y tormentosa relación de sus padres, y cómo la personalidad desmedida de él y el corazón débil de ella marcaron el pulso de la vida de toda la familia.
A corazón abierto es una novela que recorre nuestro país a lo largo de un siglo de grandes cambios y encierra un homenaje a una generación, la de quienes permanecieron en España en la inmediata posguerra, aquellos que, sin queja ni lamento, se concentraron en sobrevivir.
Desde la mirada empática y curiosa de una gran observadora que sabe transformar en ficción cada destello de la memoria, Elvira Lindo convierte a sus padres en personajes literarios para aproximarse a ellos con libertad, lucidez y sabiduría. Como si de una composición musical se tratara, cada capítulo es una demostración de gran técnica puesta al servicio del puro placer de narrar las luces y las sombras de un pasado convertido para siempre en gran literatura.
 
“A corazón abierto” no es una novela. Tampoco son confesiones. El argumento no es una memoria histórica o familiar. Podría ser una memoria literaria. Su nueva, arriesgada, profunda y emotiva novela de no ficción en la que el hilo conductor es la relación compleja y contradictoria con su padre. Es también un viaje a la infancia perdida y al mundo de los sueños.
La obra es un magistral retrato de la sociedad española de la postguerra, de la España de nuestros abuelos o padres o la nuestra. Una España que se envalentono para sobrevivir y trabajo duro para prosperar. Una España con verdaderos héroes, hombres que no lucharon en la guerra pero que siendo niños llevaban a cuesta el precio que se debía pagar por ella. Personas fuertes y llenas de debilidades que hubieran podido ser cualquiera miembro de nuestra familia.
Así mismo se hace palpable en el libro los cambios de vida en el país, en esa época en pleno inicio de transición postfranquista, con sus aires frescos y desmadrados; un legado costumbrista, cercano para muchos, y lejano e ignorado para las nuevas generaciones.
La escritora revive pues un pasado familiar repleto de incertidumbres y tensiones. Seguramente su novela más personal, también la más íntima. En ella, relata una etapa fundamental de su vida –la infancia y la adolescencia- y un tiempo anterior a su nacimiento. Lo hace centrándose en un hombre con el que no oculta su parentesco, y una mujer de corazón frágil que la abandono a una orfandad demasiado temprana. Ese hombre y esa mujer son los padres de una narradora que vuelca en la escritura su curiosidad por la vida y su deseo de esclarecer el pasado con el fin de explicarse su presente vital; también su forma de estar en el mundo, aquello que la ha llevado a ser quien es como persona.
La autora gaditana despliega su talento literario en una novela enorme que habla de lo más privado para llevaros a lo general.
Es decir, donde pivotan elementos familiares sobre los cuales se han tejiendo secretos, sobreentendidos, leyendas familiares, mitos, desgarros.
Coge de la mano al lector para llevarlo a través de un territorio que trasciende lo personal al lograr que este se identifique con su historia, a través de sentimientos comunes hacia una infancia de la época. En esta lectura se crea un espacio íntimo pero compartido. La autora se presenta como la gran observadora, la que no juzga, la que tan sólo quiere comprender.
 
Elvira Lindo se lanza con todo, pertrechada de su inteligencia, de una enorme valentía y de una evidente fortaleza emocional; y lo hace con la mirada comprensiva y piadosa hacia una circunstancia delicada, comprometida y sumamente difícil por cercana. La obra descubre a una escritora capaz de observar con una meritoria lucidez y que, al mismo tiempo, consigue expresar unos hechos sensibles. Por eso, la lectura de ciertos pasajes es sobrecogedora. Contada desde la desnudez de los sentimientos que logra un difícil equilibrio entre el reproche y el afecto para recordarnos que somos, la mayoría de las veces, lo que nos ha tocado vivir.
En este afán, Lindo ha escrito un libro hermoso, un texto sincero en el que se transparenta tanto la necesidad de llevarlo a cabo como el dolor que le ha causado darle a luz. Porque asistiréis ante una especie de parto al revés. Ante una creación en la que la hija, por medio del coraje y la reflexión, busca establecer o alumbra la vida de sus padres. Lo hace para comprenderlos, para ponerlos en limpio y para intentar hacer justicia poética, algo que solo es posible en la literatura.
Forma parte de un subgénero de la escritura autobiográfica que se podría nombrar libros de duelo. El libro es una evocación literaria con apariencia de novela en la que la familia Lindo habita unas páginas de autorretrato y retrato emocional, de desnudo interior, íntegro y trascendental donde la ironía ha cubierto todos los sufrimientos familiares trascurridos en un repertorio de anécdotas ingeniosas.
La escritura sin vanidad, profunda, emotiva y sincera. Quizás esas tres palabras sean las que mejor definen este libro. De una gran naturalidad y cercanía, con la voz de una amiga que en confianza cuenta su historia. Una narradora excelente, que logra hacer llorar o reír en una misma historia. Esta sensación aparentemente contradictoria la genera en esta novela, escrita con muchísimo corazón y con un homenaje hacia sus padres.
 
Los recuerdos de la autora llenan las páginas del libro de emociones sentidas, de imágenes que se  quedan grabadas de conversaciones ligeras o entrañables. Son las relaciones que has tenido con todos los suyos.
En un ejercicio de distanciamiento, perdón, investigación y descubrimiento, Lindo demuestra de forma valiente y verdadera a esos personajes tan cercanos en sangre pero tan alejados en todo lo demás.
Y no parece exagerado, porque los protagonistas, Manuel y Antonia, convertidos en personajes literarios, en una arriesgada biografía novelada en la que os da una visión completa y detallada, cargada de emociones, sentimientos y recuerdos de su infancia y de la visión que ella tiene de su familia. Va desgranando una crónica emocional, demorándose en los personajes principales, dedicándole, también espacios a Sagrario, la suegra, la mala de la película, a algunos que otros parientes y retratándose también a sí misma de niña, para que quede completa la foto del álbum familiar.
Para ello adopta una posición “en espejo” que le permite intuir, imaginar, comprender el origen del comportamiento de ambos progenitores, especialmente del padre, mucho antes de que engendrara una familia.
Una historia inteligente, emocionante, delicada y penetrante, que consigue dar vida a los protagonistas y a los que consigue dar un perfil en nuestra imaginación. Y los ayuda con descripciones psicológicas metódicas y eso precisamente es lo que ha hecho Elvira en “A corazón abierto”, indagar en el alma humana de una manera singular y también universal en la medida en que los convierte en personajes literarios.
 
“A corazón abierto” nos deja conmovidos y con ganas de buscar entre los recortes de periódicos que guardaban nuestros padres y abuelos para llegar a entender algo más nuestra propia historia, con todo lo que eso conlleva. Porque, como bien dice la autora: “no vivir es no sufrir y no saber”.
 

domingo, 27 de noviembre de 2022

BALADA DE LOS MUCHACHOS BAÑÁNDOSE.

 
 
¡Una primorosa visión por mí nunca vista!
En una barca a la deriva y con hora disponible
en la costa de la tierra de las escocesas
bajo las sombras de los acantilados, miro
un tropel de chicos, delgados y gallardos,
que ríe en un encantador desorden
sabiendo que no hay miedo ni cuidado alguno,
los chicos que se bañan en la bahía de San Andrés.
 
El hondo azul del agua tan azul cual pueda ser,
rocas surgiendo altas entre el rojo llamarada de las nubes
muchachos con el color del marfil
arrostrando leves olas y buceando en ellas
muchachos blancos, rubicundos, morenos y desnudos
con luces y sombras entre el rosa y el gris
y como perlas el agua en su brillante cabello,
los chicos que se bañan en la bahía de San Andrés.
 
Una noche de verano y un mar de zafiro
una puesta de sol y un reverberar dorado,
se arrojan desde lo alto de escabrosas rocas
miembros maravillosos en el luminoso aire
frescos como una llama blanca ruborizada y bella
redondos brazos ágiles en la espumante sal
y el mar que en todas partes parece vivo con ellos,
los chicos que se bañan en la bahía de San Andrés.
 

sábado, 26 de noviembre de 2022

ESTE POEMA.

 
 
En este poema
no cabe una gota
pero entra el mar
con todas sus olas.
 
En este poema
no pasa una nube
pero el cielo entero
se apretuja y sube.
 
En este poema
no hay ni una
estrella
pero encontrarás
galaxias enteras.
 
En este poema
no hay árboles, no,
pero son inmensos
sus bosques en flor.
 
En este poema
no pasa un segundo
pero allí está todo
el tiempo del mundo.
 
En este poema
no cabe una letra
pero sí los libros
de la biblioteca.
 
¿Por qué este poema
se ve tan pequeño
si en verdad es grande
como son mis sueños?
 

viernes, 25 de noviembre de 2022

HAY QUE INVENTAR UTOPÍAS.

 
 
Hay que cubrir esta tierra
de nuevas palabras con sabor a sueños
retener el mundo en la palabra mundo
eternezar el árbol hay que decir "podemos"
para combatir la desesparanza;
hay que decir "tiene sentido"
para atravesar las sombras que opacan
cada nuevo intento;
hay que cazar segundos
para que el minutero del tiempo no nos pase en vano
y sembrar la paz a manos llenas
para romper esta guerra en mil pedazos.
 

domingo, 20 de noviembre de 2022

HOMBRE PEQUEÑITO.

 

 
Hombre pequeñito, hombre pequeñito,
suelta a tu canario que quiere volar...
Yo soy el canario, hombre pequeñito,
déjame saltar.
Estuve en tu jaula, hombre pequeñito,
hombre pequeñito que jaula me das.
Digo pequeñito porque no me entiendes,
ni me entenderás.
Tampoco te entiendo, pero mientras tanto
ábreme la jaula que quiero escapar;
hombre pequeñito, te amé media hora,
no me pidas más.