I
Recuerde
el alma dormida,
avive
el seso y despierte
contemplando
cómo
se pasa la vida,
cómo
se viene la muerte
tan
callando;
cuán
presto se va el placer;
cómo
después de acordado
da
dolor;
cómo
a nuestro parecer
cualquiera
tiempo pasado
fue
mejor.
II
Pues
si vemos lo presente
cómo
en un punto se es ido
y
acabado,
si
juzgamos sabiamente,
daremos
lo no venido
por
pasado.
No
se engañe nadie, no,
pensando
que ha de durar
lo
que espera
más
que duró lo que vio,
pues
que todo ha de pasar
por
tal manera.