Lleguemos
a un acuerdo, poema.
Ya
no te forzaré a decir lo que no quieres
ni
tú te resistirás tanto a lo que deseo.
Hemos
forcejeado mucho.
¿Para
qué este empeño en hacerte a mi imagen
cuando
sabes cosas que no sospecho?
Líbrate
ya de mí.
Huye
sin mirar atrás.
Sálvate
antes de que sea tarde.
Pues
siempre me rebasas,
sabes
decir lo que te impulsa
y
yo no,
porque
eres más que tú mismo,
y
yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti.
Tengo
la extensión de mi deseo
y
tú no tienes ninguno,
sólo
avanzas hacia donde te diriges
sin
mirar la mano que mueves
y
cree poseerte cuando te siente brotar de ella
como
una sustancia que se erige.
Imponle
tu curso al que escribe, él
sólo
sabe ocultarse,
cubrir
la novedad, empobrecerse.
Lo
que muestra es una reiteración
cansada.
Poema,
apártame
de ti.