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viernes, 8 de julio de 2022

INSOMNIO.

 
-Jesús Enrique Sánchez García-
 
Palabra cierta del perseguidor,
 
contracanto
 
negador del espacio de las voces ocultas.
 
Costumbre recurrente de las reglas del día,
 
soberbia, invasiva.
 
Extensión de la luz innecesaria,
 
distopía de la sombra vencida
 
que resguarda al mundo agotado
 
en sus horas de más.
 
Me atrevo a vengarme, a nombrarte,
 
ya que apartas al suelo de su pequeña altura
 
y me dejas en la arena,
 
    porque persiste el tiempo,
 
el de siempre, peninsular y grosero,
 
donde viven los vivos y los nombres de los muertos,
 
donde todo es memoria prevenida​
 
y voz significante.
 
Igual eres inútil, porque otra sombra te supera
 
y te dejará arder en un sol abatido
 
hasta que otro través te haga posible.
 
Mientras, vivo una tarea abierta y desmedida:
 
contar relámpagos, tus veloces heridas a
 
la noche.
 

domingo, 20 de febrero de 2022

D.

 
-Jesús Enrique Sánchez García-
 
Limpia, esbelta, definitiva,
 
mi amiga D vive en una ciudad de agua,
 
restada ahora en tierra por distintas costumbres.
 
Una ciudad pirata que le canta a sus santos
 
con tambores del Congo y hombres de otro alfabeto.
 
Su canto sobre el lago
 
recibe amaneceres de luna en los manglares,
 
mi amiga D es una ciudad lejana,
 
un puerto alucinado, un relámpago puntual.
 
Su figura no renuncia a la brisa de su patio,
 
ni a la gesta de su acento.
 
También vive en mi casa, de nochera,
 
invisible y presente,
 
allí su atenta fe prolonga los instantes
 
y se establece en memoria distendida.
 
Esbelta, limpia y definitiva,
 
mi amiga D saltó desde los célebres médanos
 
de la primera ciudad,
 
alemana y flechada.
 
También vivió en el Sur, a la vera del río.
 
Llenó milongas sueltas y noches extenuantes
 
entre Almagro y Balvanera.
 
Siempre me arriesgo a recordarlo.