domingo, 27 de febrero de 2022

LAS MONTAÑAS.

 
 
Por la tarde, algo detrás de mí.
Me sobresalto durante un segundo, palidezco,
tambaleante me detengo, y ardo.
No sé mi edad.
 
Por la mañana es distinto.
Un libro abierto me confronta,
demasiado cerca para leerlo cómodamente.
Dime cuántos años tengo.
 
Después el tema de los valles,
neblinas impenetrables
como algodón en mis oídos.
No sé mi edad.
 
No es mi intención quejarme.
Dicen que la culpa es mía.
Nadie me dice nada.
Dime cuántos años tengo.
 
Las demarcaciones más profundas
pueden extenderse y disiparse
como cualquier tatuaje azul.
No sé mi edad.
 
Caen las sombras, asciende la luz.
Luces que escalan, ¡oh niños!,
y nunca están lo suficiente.
Dime cuántos años tengo.
 
Alas de piedra se han cernido aquí,
plumas endureciendo las plumas.
Las garras se han perdido en algún lugar.
No sé mi edad.
 
Me estoy quedando sorda. No se oye
el llamado de los pájaros. Las cataratas
descienden turbias. ¿Cuál es mi edad?
Dime cuántos años tengo.
 
Deja que la luna se distienda,
que las estrellas vuelen sus cometas.
Quiero saber mi edad.
Dime cuántos años tengo.
 
 

sábado, 26 de febrero de 2022

TARDE TA AMÉ.

 
 
¡Tarde te amé,
oh hermosura siempre antigua y siempre nueva.
Tarde te amé!
Y he aquí que Tú estabas dentro de mí,
y yo estaba fuera de mi mismo.
Por fuera yo te buscaba;
y en medio de las hermosuras que creaste,
irrumpía yo con toda la insolencia de mi fealdad.
Estabas conmigo, pero yo no estaba contigo.
Manteníanme alejado de Ti aquellas cosas que,
si en Ti no fueran, no serían.

Pero Tú me llamaste, gritaste,
derrumbaste mi sordera.
Centellaste, resplandeciste,
ahuyentastes mi ceguera.
Derramaste tu fragancia,
la inhalé, y ya suspiro por Ti.
Gusté, y tengo hambre y sed.
Me tocaste,
y ardo en deseos de tu paz.
 

viernes, 25 de febrero de 2022

TE LLEVO EN MÍ COMO UN PENDIENTE.

 
                       
Te llevo en mí como un pendiente de hojalata
como una letra mayúscula engastada
en el centro mismo del vacío
para que cuando estés lejos
en verdad no lo estés
y te sienta latir en mí como una cosa viva
como un péndulo de azogue
que no puedo dejar de oír ni dentro / ni fuera.
 
La música es un lugar muy pequeño
y está visto que no podré huir:
yo soy tu presa y tú la bárbara corregidora
que me va lanzando esdrújulas con veneno
aceite caliente
que me arroja sus tildes ardiendo
como ponzoña de estación.
 
Llevo con orgullo las heridas que me hiciste
y paseo con inocultable alegría este texto contuso
este corazón tullido
este equino entendimiento vapuleado
por la Academia de tu Lengua
 
serpiente de tan poca piel.
 

miércoles, 23 de febrero de 2022

LO QUE LA MAREA ESCONDE. María Oruña.

Hoy os traigo la reseña de “Lo que la marea esconde” de María Oruña un libro que no podría dejar de leer después de haber leído los anteriores de la autora y volver a saber de Valentina Redondo. La última entrega de su consagrada serie: “Puerto escondido” “Un lugar a dondeir” “Donde fuimos invencibles”.
 
SINOPSIS: La presidenta del Club de la Bahía de Santander, una de las mujeres más poderosas de la ciudad, ha aparecido muerta en el camarote de una preciosa goleta que con unos pocos y selectos invitados del mundo del tenis surcaba el mar al anochecer.
El crimen recuerda a las novelas de la «habitación cerrada» de principios del siglo pasado: el compartimento estaba cerrado por dentro, tanto la extraña herida que presenta el cuerpo de la empresaria como el misterioso método utilizado para perpetrar el asesinato resultan inexplicables y todos los invitados a la fiesta parecen tener motivos para haber acabado con su vida. Nadie puede haber salido o entrado de la nave para cometer el crimen o escapar. ¿Quién ha matado a Judith Pombo? ¿Cómo? ¿Y por qué?
La novela más ambiciosa de María Oruña, un thriller adictivo y elegante en el que descubriremos una nueva faceta de la vida de Valentina Redondo, quien además de enfrentarse al caso más enigmático de su carrera deberá luchar contra un sorprendente e inesperado golpe en su vida personal.
 
 
María Oruña es una escritora que “lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”, siguiendo la máxima Cervantina.
El argumento es aparentemente sencillo, aunque en la ficción nada lo es, y parte de la regla básica que debe cumplir todo misterio de la habitación cerrada. Un homenaje a los grandes clásicos del género negro, con citas de sus novelas.
Este libro da comienzo cuando Judith Pombo, presidenta del Real Club de Tenis de Santander aparece muerta en extrañas circunstancias en un camarote de la goleta. La habitación está cerrada por dentro y el cuerpo de Judith presenta una pequeña herida extraña que muestra que se trata de un asesinato.
Con esta premisa arranca la investigación policial. La trama va avanzando a medida que lo hacen las pesquisas, con el descubrimiento de lo que esconde cada uno de los personajes. Todos parecen tener motivos para odiar a la víctima, unos más sólidos que otros, cuya relación conoceréis a través de diálogos retrospectivos con la víctima, utilizando la técnica del flashback, que os permite tener una visión bastante clara del carácter de la fallecida.
Cada una de las pruebas que van apareciendo y los acontecimientos que se narran, os iréis implicando en la tentativa de resolver el misterio, elaborando teorías, dirigiendo vuestras sospechas a unos y otros, os afianzaréis en suposiciones o desistiendo de las mismas. La autora crea una trama llena de misterio, intriga y tensión, que va a conseguir manteneros totalmente pegados al libro intentando armar las piezas del puzle para dar con el asesino. Con un ritmo constante sin altibajos, va entremezclando la parte más personal con la profesional para dar lugar a un libro que vuelve a favorecer.
El personaje de Oruña es una sobreviviente de una tragedia que partió su vida en dos. Este evento se revela a los lectores en la trama. Esta hace que la novela sea más compleja porque hay una trama secundaria que mantiene la tensión a lo largo del libro.
Gracias al abanico de personajes que iréis conociendo, tendréis la oportunidad de ver las diferentes perspectivas de un mismo asunto: la monarquía frente a la república, las clases sociales, el ecologismo, la discapacidad, las relaciones personales, el feminismo; aparecen una serie de fragmentos que se destacan estilísticamente del restos de la obra, para así incluir reflexiones sobre la esperanza, el dolor, el destino y la fragilidad humana. La autora utiliza estos extractos para establecer el tono del capítulo o para trasmitir la conmoción de los personajes.
Todo un reto, sin duda, pues no es fácil seguir los pasos de los clásicos, rastrear sus huellas, tomar su relevo, desde el respeto y la humildad. “Lo que la marea esconde”, por su fondo y por su forma, Oruña ha salido airosa y con nota.
 
La grandeza del libro “Lo que la marea esconde” va más allá de lo cuidado de la trama. Un thriller adictivo y elegante.
La escritura de María Oruña ha evolucionado. En ella se ha producido un cambio sustancial. No hay más que releer su primer libro y comprobarlo con este último. Su narrativa ahora es muy genuina, en el sentido de pura y limpia. La novela se lee con verdadera fluidez. Más reflexiva y sobre todo más rigurosa. Es el resultado de lo que comporta el trabajo invertido en la investigación y en la depuración de los detalles.
El argumento es un desafío lúdico para descubrir quién es el asesino. Aunque el arma y el inaccesible escenario del crimen platean a su vez sendos enigmas de no fácil resolución, el acento está puesto en desvelar la identidad del homicida. Enigmas, claves de la conducta delictiva, estudio psicológico de los caracteres y claves de la investigación son las patas sobre las que se asientan estas obras que bucean en la intriga y el misterio para crear relatos que entretienen y ayudan a pasar un agradable tiempo devorando páginas sin control.
Este nuevo giro del guión, es un acierto por parte de la autora porque juega con el lector, todos elaboraréis cábalas del asesino.
Pero la estructura de la historia permite al lector observar de qué forma se distorsiona la realidad cuando solo hay una parte del relato, es decir, cuando solo se escucha una voz. Y también, de qué forma esa voz cambia su versión cuando no está ante Valentina Redondo, la investigadora.
En cada novela ha tratado temas muy distintos y ha procurado que los registros técnicos y literarios sean diferentes acordes con la trama. En esta última novela aborda el tema del duelo y la pérdida.
También es un placer recordar unas localizaciones descritas de manera solvente, que induce a buscar imágenes para recrearos en ellas. Santander, el Palacio de la Magdalena y el Real Club de Tenis de Santander son los escenarios para situar la acción.
 
En esta parte os encontraréis con una Valentina más madura y a la que psicológicamente vamos a ir descubriendo a lo largo de la novela. Pero en esta ocasión además está en un  proceso de duelo. Ha perdido algo y va a tener que vivir con la idea de que es irreparable. Porque ese es su carácter, por alejarse de aquello que quiere, antes de empezar a emponzoñarlo todo, ese sentido de la rectitud que tiene, lo libera castigándose a sí misma.
Redondo es un personaje femenino fuerte que rompe con los paradigmas clásicos del género literario. El detective de esta novela se acerca más al noir americano, en el que la protagonista no es el detective modelo, sino que se representa como un ser humano que comete errores y cuya subjetividad y trama personal es crucial tanto para la novela como para la historia. Resolución del delito.
Pero aun siendo una novela coral, también me ha gustado la evolución de los personajes de la novela, pues van teniendo ya más peso los compañeros de Valentina que forman parte del equipo. Son personajes ya complejos, donde comprenderéis sus miedos, fracasos y éxitos. Con estimulo iréis de la mano con ellos durante toda la aventura, y por ello construiréis esa empatía tan particular a estos emblemáticos personajes.
 
Un libro que vuelve a la senda de “Puertos escondido” que me reconcilia, una vez más, con la autora con cada una de sus novelas. Como todas sus anteriores, esta, sin duda, sí lo ha hecho.