Ginzburg
lo tiene todo. Y “Sagitario” es un
ejemplo perfecto de este todo. “Sagitario”
la vida a golpes de decepciones.
SINOPSIS: Para ahuyentar
el tedio que padece desde la muerte de su marido, una mujer de mediana edad
decide dejar la casa de campo donde ha vivido durante años y trasladarse a la
ciudad. Chabacana, mandona y sumamente quisquillosa, sobre todo en lo que
respecta a sus hijas, traba amistad con la enigmática Scilla, y pronto las dos
mujeres planean abrir juntas una galería de arte. Sin embargo, la aparente
seguridad de la protagonista, que se diría bordea la soberbia, no la libra de
ciertas decepciones... Una de las obras más celebradas de Ginzburg, llena del
humor, la perspicacia y el irrenunciable realismo moral que tanto han aplaudido
generaciones de lectores.
Es
difícil de reseñar. Acertadamente se podría decir que Natalia Ginzburg escribía
sus novelas con las palabras de todos los días.
En
este caso la novela, un pequeño relato de 1957, donde la autora ofrece un
ejemplo del encanto de su narrativa breve narrada con un tono aparentemente
distraído e intimista. Cuenta la historia de una amistad muy particular. La
trama previsiblemente banal y centrada en falsas apariencias deslealtades y en
las relaciones familiares. Es un gran retrato femenino.
Está
narrada desde el punto de vista de una joven, la hija de la protagonista –cuyo
nombre nunca es mencionado-, quien traza un cuadro sobre una mujer italiana
proveniente de la capa media de la sociedad. La protagonista se caracteriza por
un carácter soberbio, matriarcal y un tanto déspota, cuya obsesión es controlar
a la familia. Acaba de enviudar y su vida en el pueblo se la ha quedado
monótona. Se muda a la ciudad para cumplir un sueño personal, abrir una galería
de arte.
Aquí,
en esta novela, el final es demoledor, con una estocada muy hiriente. Sin
emitir juicios de valor, ofrece lecciones de honestidad, de confianza, de
desengaños y vileza. Encuadrado todo en un realismo moral, tiene mucho sentido,
ya que la vida suele venir con malos momentos.
Una
vez más, la autora hace uso de su juego habitual con los bandos opuestos. En
cualquier momento puede la vida resultar ilusionante, bonita, maravillosa, a la
vez que puede resultar desastrosa e infortunada.
Esto
es así porque Natalia Ginzburg busca en esta novela establecer una dialogo
directo con la vida. De ahí que tratara de inspirarse en las personas y los
acontecimientos que le eran próximos.
Su
capacidad de existencia en mujeres solitarias y silenciosas, a menudo
resignadas y aturdidas, que contemplan sus pequeñas vidas, vacías e incoloras,
apenas pueden recordar un momento de felicidad, mujeres que asoman a la luz de
vez en cuando para enseguida reintegrarse a la sombra en la que siempre han
vivido. Instaladas en el reducido ámbito de lo doméstico.
Una
novela tierna y conmovedora que hará las delicias de quienes con un alma
sensible y comprometida se acerque a sus páginas. Una obra honesta y plena que
da más incluso de lo que promete.
Los
hilos de unas vidas que se irán enredando en una madeja de recuerdos, anhelos,
rencores, emociones que parecían perdidas y otras que, con suerte, podrán ser
recuperadas. Además, una es la historia que
trascurre en la superficie y otra la que se desarrolla por debajo, y
esta historia secreta, que sólo vislumbramos fugazmente, es siempre la
verdadera.
Aborda
temas profundos, como la confianza y el desengaño, siempre de manera humilde,
sin caer en la pretenciosidad a la hora de exponerlos, pero tampoco
subestimándolos. Y su tono es entrañable, amargo y cáusticamente cómico al
mismo tiempo.
Ginzburg
es sensible, es inteligente, tiene fuerza, penetración psicológica, ironía.
Sabe captar el valor de un detalle, por insignificante que sea. Demuestra una
observación poderosa, capaz de identificar cualquier pliegue del alma humana y
colocarlo en el lugar preciso del relato, para que tenga el contraste
necesario. Nada sobra en sus relatos. Te lleva creando un estimulante juego
lector. Lo hace con naturalidad, sin aspavientos, con ternura, con saber.
En
pocas frases sirven perfectamente de presentación al libro y revelan cómo leer
a Ginzburg implica navegar por un mar de detalles comprensivos, sumergirse en
procelosas descripciones de la más simple cotidianidad con que la autora
disecciona la vida íntima y privada de personajes femeninos y masculinos.
La
novela es el resultado de un realismo lírico en el que ambas partes se
equilibran para dar lugar a una novela sobresaliente, de esas que uno encuentra
por casualidad y gracias al buen hacer de quienes las descubren y que, una vez
leídas, recomiendas.
En
“Sagitario”, la protagonista es una
mujer que la presenta con una brillante descripción psicológica, con vocablos
muy cercanos al pueblo humilde italiano, centrándose en el comportamiento, las
acciones y pensamientos de la madre. Muestra una gran capacidad para crear una
figura realista y cercana; la voz narradora es otra mujer –su hija- y los
personajes secundarios son también mujeres, que aparecen entre sombras y que trasiegan
en la penumbra.
Las
protagonistas de la novela de Ginzburg son solitarias, viven en una madeja de
resignación, habitan vidas pequeñas, tienen sus pequeños sueños que dan luz a
sus vidas, pero son ilusiones inalcanzables. Asisten en silencio a la vida de
los hombres que desde el fondo de una habitación se mofan de los sueños
ridículos de ellas,
La
argucia en “Sagitario” esta encarnada
en otra mujer: Scilla. Una mujer despiadada, con escasos escrúpulos morales,
mezquina. Unos engañados, otros creen en los engaños. Cada uno de ellos
necesita creer para seguir viviendo. Pero nadie es feliz, nadie alcanza la
dicha.
En
contrapartida, los perfiles en la novela, son positivos, personas idealista, cayendo
en la ingenuidad.
Todavía
cabe señalar que a la escritora le obsesiona la fragilidad de las personas. Un
golpe de realidad para el lector adornada con una pizca de optimismo. La justa
para resultar verosímil, suficiente para no convertir el relato en un drama
contemporáneo.
Una
obra valiente, versátil, que admite más de una lectura –y más de una relectura-
que resulta imposible agotar en una reseña y que merece un aplauso puestos en
pie.
No hay comentarios:
Publicar un comentario