Te
llevo en mí como un pendiente de hojalata
como
una letra mayúscula engastada
en
el centro mismo del vacío
para
que cuando estés lejos
en
verdad no lo estés
y
te sienta latir en mí como una cosa viva
como
un péndulo de azogue
que
no puedo dejar de oír ni dentro / ni fuera.
La
música es un lugar muy pequeño
y
está visto que no podré huir:
yo
soy tu presa y tú la bárbara corregidora
que
me va lanzando esdrújulas con veneno
aceite
caliente
que
me arroja sus tildes ardiendo
como
ponzoña de estación.
Llevo
con orgullo las heridas que me hiciste
y
paseo con inocultable alegría este texto contuso
este
corazón tullido
este
equino entendimiento vapuleado
por
la Academia de tu Lengua
serpiente
de tan poca piel.
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