Tacto
en lapislázuli
el
terciopelo que la noche,
susurró
en
aromas de penumbra
cuando
los rizos de las llamas,
capitalizaban
como druidas,
el
escote del gemido,
ése
cuya
arquitectura,
desencriptaba
fósiles
al
ir dejándonos las manos,
con
el picaporte,
prendido
de deseos.