La
luna se puede tomar a cucharadas
o
como una cápsula cada dos horas.
Es
buena como hipnótico y sedante
y
también alivia
a
los que se han intoxicado de filosofía
Un
pedazo de luna en el bolsillo
es
el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve
para encontrar a quien se ama,
para
ser rico sin que lo sepa nadie
y
para alejar a los médicos y las clínicas.
Se
puede dar de postre a los niños
cuando
no se han dormido,
y
unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan
a bien morir.
Pon
una hoja tierna de la luna
debajo
de tu almohada
y
mirarás lo que quieras ver.
Lleva
siempre un frasquito del aire de la luna
para
cuando te ahogues,
y
dale la llave de la luna
a
los presos y a los desencantados.
Para
los condenados a muerte
y
para los condenados a vida
no
hay mejor estimulante que la luna
en
dosis precisas y controladas.