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domingo, 25 de octubre de 2020

LA LUNA.


 

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
para ser rico sin que lo sepa nadie
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir.

Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas.

jueves, 19 de junio de 2014

TU CUERPO ESTÁ A MI LADO.

Ilustración autor desconocido.
 

Tu cuerpo está a mi lado
fácil, dulce, callado. ...
Tu cabeza en mi pecho se arrepiente
con los ojos cerrados
y yo te miro y fumo
y acaricio tu pelo, enamorado.
Esta mortal ternura con que callo
te está abrazando a ti mientras yo tengo
inmóviles mis brazos.
Miro mi cuerpo, el muslo
en que descansa tu cansancio,
tu blando seno oculto y apretado
y el bajo y suave respirar de tu vientre
sin mis labios.
Te digo a media voz
cosas que invento a cada rato
y me pongo de veras triste y solo
y te beso como si fueras tu retrato.
Tú, sin hablar, me miras
y te aprietas a mí y haces tú llanto
sin lágrimas, sin ojos, sin espanto.
Y yo vuelvo a fumar, mientras las cosas
se ponen a escuchar lo que no hablamos.





domingo, 8 de junio de 2014

CON GANAS DE LLORAR, CASI LLORANDO.




Ilustración autor desconcido.
 

 Con ganas de llorar, casi llorando,
 traigo a mi juventud, sobre mis brazos,
 el paño de mi sangre en que reposa
 mi corazón esperanzado.

 Débil aquí, convaleciente, extraño,
 sordo a mi voz, marcado
 con un signo de espanto,
 llego a mi juventud como las hojas
 que el viento hace girar alrededor del árbol.

 Pocas palabras aprendí
 para decir el raro
 suceso de mi estrago:
 sombra y herida,
 lujuria, sed y llanto.

 Llego a mi juventud y me derramo
 de ella como un licor airado,
 como la sangre de un hermoso caballo
 como el agua en los muslos
 de una mujer de muslos apretados.

 Mi juventud no me sostiene, ni sé yo
 lo que digo y lo que callo.
 Estoy en mi ternura
 lo mismo que en el sueño están los párpados,
 y si camino voy como los ciegos
 aprendiéndole todo por sus pasos.

 Dejadme aquí. Me alegro. Espero algo.
 No necesito más que un alto
 sueño, y un incesante fracaso.


sábado, 22 de marzo de 2014

ESPERO CURARME DE TÍ.



 Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.

 ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

 Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», « ¿sabes manejar? », «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.

 Autor: Jaime Sabines.
 Del libro: "Algunos poemas de Yuria", 1967.