Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar
de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones
de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una
semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir
todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les
puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y
también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos
gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar también ese otro lenguaje
lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando
digo: «qué calor hace», «dame agua», « ¿sabes manejar? », «se hizo de noche»...
Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es
tarde», y tú sabías que decía «te quiero»).
Una
semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas
con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve,
es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy
parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Autor: Jaime Sabines.
Del libro: "Algunos poemas de Yuria", 1967.
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