Una
mujer sabe de escalofríos,
de
noches silenciosas que arrugan el alma
y
vuelven de algodón, las esquinas de una alcoba solitaria y húmeda.
Una
mujer, sabe cuándo debe de callar las caricias
que
se agolpan en las manos
y
mientras, duerme los sentires , así, suave-mente
¡cómo
sabe una mujer!
Una
mujer despierta en la noche y siente frío;
está
sudando la piel, (añeja de memorias y olvidos)
pero
siente el frío de quien conoce el destino de los sueños.
Una
mujer, jamás dirá que ha soñado,
se
limitará a sonreír y en esa sonrisa
tal
vez, logre acompañar a la quimera del deseo cumplido
y
deje, al fin,
de
acariciar mañanas solitarias y noches pueriles.
Una
mujer no ignora cuándo debe de permitir a los labios que derramen las palabras olvidadas.
Mientras,
-esa
mujer-
seguirá
muriendo
porque
sabe que debe morir y no teme al cancerbero de la niebla
que
acuna los susurros de la nana de vida.
Pero
no dirá nunca que está amando porque esa mujer conoce, los desencantos y el
miedo del mundo;
del
mundo que se sabe enamorado de esa mujer.
Una
Mujer sabe que debe esperar cuando ha visto una mirada.
¡Lo
sabe!
Poema del
libro: "Una mujer sabe" ed. Alfasur
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