Por
la tarde, algo detrás de mí.
Me
sobresalto durante un segundo, palidezco,
tambaleante
me detengo, y ardo.
No
sé mi edad.
Por
la mañana es distinto.
Un
libro abierto me confronta,
demasiado
cerca para leerlo cómodamente.
Dime
cuántos años tengo.
Después
el tema de los valles,
neblinas
impenetrables
como
algodón en mis oídos.
No
sé mi edad.
No
es mi intención quejarme.
Dicen
que la culpa es mía.
Nadie
me dice nada.
Dime
cuántos años tengo.
Las
demarcaciones más profundas
pueden
extenderse y disiparse
como
cualquier tatuaje azul.
No
sé mi edad.
Caen
las sombras, asciende la luz.
Luces
que escalan, ¡oh niños!,
y
nunca están lo suficiente.
Dime
cuántos años tengo.
Alas
de piedra se han cernido aquí,
plumas
endureciendo las plumas.
Las
garras se han perdido en algún lugar.
No
sé mi edad.
Me
estoy quedando sorda. No se oye
el
llamado de los pájaros. Las cataratas
descienden
turbias. ¿Cuál es mi edad?
Dime
cuántos años tengo.
Deja
que la luna se distienda,
que
las estrellas vuelen sus cometas.
Quiero
saber mi edad.
Dime
cuántos años tengo.