-Manuel Vega-
Cuando
el piano deja de sonar
quedan
sus notas viajando en el aire;
mensajes
de amor que no escucha nadie,
en
esta prisa de andar y de andar.
Yo
las recojo en mi cesto de mimbre,
del
color de la más pura verdad;
las
bailo en mis sienes, lleno de paz,
gozando
el buen vivir que me distingue.
Con
ojos de recientes esmeraldas
y
manos limpias del barro invasor,
recorro
un nuevo mundo sin temor,
repleto
de excelentes pentagramas.
Cuando
el piano deja de sonar,
hay
más vida esperándote en las calles.
Recoge
tus lirios, y tu coraje,
y nunca, nunca dejes de
escuchar.