miércoles, 31 de octubre de 2018

LA BRUJA.


 

La Bruja, le decían,
porque soñaba fuego solitario
en cada uno de los rumbos
de su cuerpo.

Iba caminando en silencio
hasta llegar al páramo.
Y de pronto sentía que sus manos
ardían como soles. Un alud
florecido quemaba la llanura.

Y «la bruja, la bruja»,
gritaban los niños.

A la orilla del aire lloraba
lágrimas solas
y candentes. Todas
las tardes en el mismo sitio.

Llena de luz. La boca henchida
de mansas oraciones mudas.

Y a la orilla
del aire, todavía
llueve lumbre cuando reverdece
su memoria perdida;
y «la bruja», murmuran
las voces de los niños.

domingo, 28 de octubre de 2018

MARIPOSAS IMPOSIBLES.


 

Mejor será creer en los dragones,
en grandes superhéroes invencibles,
mejor seguir soñando con leones
que cazan mariposas imposibles.

Los Reyes Magos nunca son los padres,
no dejes que te engañe un torpe adulto,
prefieren que enmudezcas a que ladres,
la infancia que se alarga es un insulto.

Y yo sigo creyendo en Don Quijote,
en locos como aquellos los de antes,
en Sanchos gobernantes de su islote.

Reniego de los cuerdos dominantes,
yo tengo un corazón que sigue a flote,
yo sé que los molinos son gigantes.

sábado, 27 de octubre de 2018

LA VENTANA.




 



La ventana engrandece lo que enmarca,

une todo con todo: el estudiante

de la bufanda roja, el perro absurdo

que observa con su hocico, los obreros

de azul saliendo de aquel bar con prisas,



en ella,

ahora,

significan más.



Basta con acotar nuestra mirada,

para que en su interior crezca una red

que pesca entre las cosas peces vivos.



Escribir poesía es de algún modo

estar enfermo de buscar ventanas.



Y estar enfermo de pensar quién puede

borrosamente



desde el otro lado
mirarte a ti
significando qué.

viernes, 26 de octubre de 2018

LUZ.


 

Ojos abiertos e inocentes, a quienes mostraron hojas.

Ojos riendo infantiles
corrían entre flores de hojas
y miraban al puente de luz
que se formaba en una, hacia arriba, y en otra hacia abajo.

Ojos inciertos
probaron cada apariencia
y la luz parecía sonreír.

Ojos corrieron al límite
de la última hoja
a la última vena de la última hoja de flor.

La luz sonreía
y sonreía y sonreía

Ojos
oscurecieron
de repente aterrados
y nada más pasó.