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viernes, 22 de octubre de 2021

EL VUELO DEL DRAGÓN.


La princesa Rosana por la ventana miraba como los días pasaban, enojada y llorosa porque ningún príncipe de cuento la rescataba del aburrimiento. Sus tareas de princesa incluían ser bonita y muy fina, saber los cubiertos elegir y bailar el minue sin pisar ningún pie.
 
Una tarde llegó un mensajero con noticias de mal agüero, un dragón se había visto volando cerca de una granero. Rosana pensó que por fin llegaba el momento de ser salvada por un príncipe encantador, de esos que te hacen suspirar de amor. Se asomó a la ventana con su vestido más llamativo a ver si con suerte el dragón no pasaba de largo y se la llevaba volando.
 
El dragón apareció por fin, inmenso y aterrador, Rosana muy contenta fingió un desmayo y dejó tentida la mano. El dragón ya tenía más de cien años y al momento entendió textraño comportamiento.Raudo voló hasta su guarida y pronto estuvo de vuelta dejó en la mano tendida un libro y revolvió su pelo con su alientode dragón.
 
Rosana, asombrada le dio las graciasmuy educada. Cogió una rosa del jarrón y se la regaló al dragón. Gracias a él descubrió que un buen libro el aburrimiento alejaba y solo volvió a asomarse a la ventana quería disfrutar del Sol de la mañana.
 

sábado, 6 de marzo de 2021

TITA, LA GUSANITA.





La  gusanita Tita, aventurera y soñadora, a todos sorprendía y es que no pasaba un solo día sin hacer algo más que excavar y comer sin parar.
¡Ella tenía un don, mucha imaginación! Pensaba que la vida tenía mucho que ofrecer y se atrevía a mirar más allá de su pequeño agujero, al que no llegaba el Sol.
Le encantaba posarse en medio de las flores. Allí, entre sus colores, se estiraba y sonreía imaginando que era una mariposa a punto de echarse a volar.
Cuando llovía, en lugar de esconderse, buscaba un charco, a una hoja se subía y navegaba encantada disfrutando del vaivén como una experimentada timonel.
Y es que Tita, la gusanita, no entendía por qué debía estar siempre bajo tierra escondida si podía nuevos territorios explorar y, aunque pocos la entendían, ella hacía de su día a día una aventura y vivía así con alegría.