La princesa Rosana por la ventana miraba como los días pasaban, enojada y llorosa porque ningún príncipe de cuento la rescataba del aburrimiento. Sus tareas de princesa incluían ser bonita y muy fina, saber los cubiertos elegir y bailar el minue sin pisar ningún pie.
Una tarde llegó un mensajero con noticias de mal agüero, un dragón se había visto volando cerca de una granero. Rosana pensó que por fin llegaba el momento de ser salvada por un príncipe encantador, de esos que te hacen suspirar de amor. Se asomó a la ventana con su vestido más llamativo a ver si con suerte el dragón no pasaba de largo y se la llevaba volando.
El dragón apareció por fin, inmenso y aterrador, Rosana muy contenta fingió un desmayo y dejó tentida la mano. El dragón ya tenía más de cien años y al momento entendió textraño comportamiento.Raudo voló hasta su guarida y pronto estuvo de vuelta dejó en la mano tendida un libro y revolvió su pelo con su alientode dragón.
Rosana, asombrada le dio las graciasmuy educada. Cogió una rosa del jarrón y se la regaló al dragón. Gracias a él descubrió que un buen libro el aburrimiento alejaba y solo volvió a asomarse a la ventana quería disfrutar del Sol de la mañana.
AUTOR: Nuria Espert Más.