domingo, 31 de marzo de 2019

DISCULPA.




Quiero disculparme con todas esas mujeres
a las que he llamado guapas
antes de llamarlas inteligentes o valientes
siento que sonara como algo tan simple
como si aquello con lo que  has nacido
fuera de lo que tienes que estar más orgullosa cuando tu
espíritu ha aplastado montañas
a partir de ahora diré cosas como
eres fuerte o eres extraordinaria
no porque no piense que eres guapa
sino porque creo que eres mucho más que eso.

sábado, 30 de marzo de 2019

CUECA DEL VINO NUEVO…


 
-Carlos “Pipo” Charlín y 
Eduardo Troncozo-

Anda la luna de marzo
con el lucero en el anca
iluminando el paisaje
como me gusta mirarla
y este aroma de vendimia
me está penetrando el alma.

El sol dueño de la siesta
alborotando el racimo
y el mosto que ya revienta
con sus ganas de ser vino.

Anda esta cueca
bien regadita, bien regadita
tiene el color de las viñas
bien moradita, bien moradita
y si la bailo la boca
se me hace agüita.

Pobrecita de la parra
que se quedó solitaria
tendrá que esperar un año
para vestirse de gracia.

Pero resulta que el jugo
que nace de sus entrañas
mañana es el vino nuevo
de esta mi tierra cuyana.

viernes, 29 de marzo de 2019

QUIERO IR CON AQUEL A QUIEN AMO.


 Ilustración autor desconocido.


Quiero ir con aquel a quien amo.
No quiero calcular lo que cuesta.
No quiero averiguar si es bueno.
No quiero saber si me ama.
Quiero ir con aquél a quien amo.

domingo, 24 de marzo de 2019

A LA AMISTAD.


 

Yo te saludo, Amistad,

Oh, primera claridad

De mi suprema esperanza

Ah, muchas y muchas veces

Esa noche, ese camino

De mi trágico destino

Pareciéronme sin fin;

y toda, toda la vida

Sin objeto y maldecida,

Digna de mi odio y ruín

¡Ah, vivir quiero dos veces.

Ahora que tú me apareces,

¡Oh, mi más cara deidad!

Pues la victoria y la aurora

Tus ojos he visto ahora

Inundar de claridad.

sábado, 23 de marzo de 2019

A UNA FLOR INMERSA.


 



Cae la rosa, cae

atravesando el agua,

lenta por el cristal de sombra

en que su tallo ahoga;

desciende imperceptible,

clara, ingrávida, pura

y las olas la cubren, la desnudan,

la vuelven a su aroma,

hácenla navegante por la savia

que de la tierra nace

y asciende temblorosa,

desborda la ternura de su tacto

en verde prisionero,

y al fin revienta en flor

como el esclavo que de noche sueña

en una luz que rompa

los orígenes de su sueño,

como el desnudo ciervo, cuando la fuente brota,

que moja con su vaho la corriente

destrozando su imagen.



Cae más aún, cae

más allá de su savia,

sobre la losa del sepulcro,

en la mirada de un canario herido

que atreve el último aletazo

para internarse mudo entre las sombras.

Cae sobre mi mano

inclinándose más y más al tacto,

cede a su suavidad de sábana mortuoria

y como un pálido recuerdo

o ángel desalado

pierde una estela de su aroma,

deja una huella pie que no se posa

y yeso que se apaga en el silencio.